Buenos días al nuevo director, Rafael Romero, mi viejo amigo, tan joven, con quien, cuando era redactor jefe, hablábamos tantas veces. Bienvenido y mucha suerte. Me tiene, ya lo he dicho en el titular, hasta las trancas, o sea, hasta el tuétano, hasta el final. Soldado de tropa soy, muchos años luchando, haciendo este perol, que ya dura más o menos veinte años. Córdoba hasta las trancas, desde los troncos, que el perol, para que sea perol, necesita de eso, lumbre de la sierra, tronco de olivo, o de encina, y a gente en derredor, cucharada y paso atrás, que de eso sabe mucho más que yo Marisol Salcedo, que es maestra del paladar, que, como ya he dicho muchas veces, es una forma de amar.

De amar, de contar, de seguir contando. Adiós al que fue mi director durante tanto años, a Francisco Luis Córdoba, que tanto me aguantó, me sobrellevó, me enseñó.

Veo con gran alegría que al Festival Fosforito viene a cantar Arcángel, que da paso a un titular bien hermoso: «Hay una cita de ángeles...».

Y claro, decirles con cuánta alegría escucho cuando Estrella Morente canta eso de Puente Genil a Lucena... Imposible más Córdoba junta. Es como cuando en aquel crucero, El Puma, que ha vuelto hace unos días a la televisión con Bertín Osborne, me pidió que le prometiera, me viene el recuerdo ahora:

-¡Si vieras la gana que tengo de que me lleves algún día a conocer tu Córdoba, de la que me hablas tanto!

Por cierto, o mejor dicho, por incierto; ¿dónde estará aquella foto con sombrero cordobés que le hice a El Puma hace ya tantos años?

Estos días, he acudido a la cita de la televisión, en Antena 3, para un programa nuevo, Caminos del corazón creo que se llama. Hablo de Rocío Jurado, y claro, cuento de cuando hace más de cincuenta años escribí aquello en ¡Hola!, que decía: «no olviden su nombre, no, porque puede estar en su día entre las grandes más grandes...».

Y también hablo de Miguel Bosé, al que tanto le gustaba Córdoba y Sierra Morena, como a su padre, con quien un día intentamos cazar lo que hubiera e hicimos aquella foto única de Manuel Benítez y él.

Por cierto, permítanme que lo recuerde. Nunca fue más grande el quinto califa que ahora, se encuentre donde se encuentre, que no debe estar muy lejos, que siempre me viene a la memoria cuando me dijo, al volver de Jamaica:

-Compadre, yo sé que eran unas playas únicas, ¿pero sabes lo que me pasa? Que cuando me voy al fondo, veo peces que no sé cómo se llaman.

Osea, lo dicho en el titular. Córdoba hasta las trancas...

Y lean lo que les cuento. Resulta que una día visité a Raphael y a Natalia, su esposa, en su casa de Miami, que era una divinidad, por cierto.

-Habrás observado Tico, que fuera, en la reja de entrada, están nuestros nombres grabados, la R de Raphael, y la N de Nixon. Pero es casualidad y buena, decimos que son nuestras iniciales. Porque esta fue su casa de veraneo.

Y claro, decirle quiero, que Isabel Pantoja ha vuelto, por si es que no lo sabían, y aprovecho para decirle, que si no lo digo reviento, que su niña, pobrecita mía, dice que se va a quitar el apellido. ¡Ay niña desagradecida! Ese apellido que tu heredaste es importante, legítimo, quizá tu verdadera herencia.

Y es que con estos calores, que más que han vuelto es que no se han ido, se nos hielan las cabezas. Está a la vuelta de la esquina el día de la señora del Carmen, y aquí me llega el recuerdo, de nuestra Carmen Sevilla, que languidece tristemente viendo, sin ver, cómo se marcha la vida… Pero no, Carmen, no para quienes te conocimos, te quisimos, te tenemos. ¡Ay querida Carmen Sevilla, que ayer mismo me han venido a decir que sigues teniendo la misma sonrisa!

La memoria hasta las trancas. Julio Iglesias de nuevo en la actualidad. Golpes de sangre antigua, de cuando volábamos en helicóptero, alquilado, buscando en Sierra Morena un olivar donde tener una hacienda, sin que tu compadre lo supiera. ¡Cuántos silencios callados! ¡Cuántos secretos hablados! Y como siempre, jugando siempre a lo único que tengo, juego de trancas, por cierto, que a veces me repito más que el salmorejo, pero el mal hecho.

¿Les he contado que un día le di a Isabel Allende, la novelista, la buena nueva de lo que era eso, el salmorejo? Sabor de Córdoba, amor de Córdoba. Y desde luego, Josefina Molina dirigiendo a Lola Herrera, nada más y nada menos, en Cinco horas con Mario, de Miguel Delibes, quien un día, cazando en Medina del Campo me descubrió:

-Y para perdices buenas, además de las nuestras de Castilla, no te olvides de las de los llanos de Córdoba.