Una victoria de cualquier competición es digna de ser contada. Pero este caso es distinto. Y es que Laura Herrero, una jugadora carpeña de ocho años, se proclamó el pasado junio campeona del Nacional Sub-8 de ajedrez en Salobreña (Granada). «Fue un día difícil, pero cuando gané me sentí muy contenta», apunta Laura. También fue una jornada dura para sus padres, Fernando Herrero Nuño y Encarni Peña López. «Vivimos con mucha tensión aquel fin de semana ya que había muchas personas y teníamos que estar con ella para que estuviera tranquila en todo momento», asegura su madre. No solo fue un fin de semana especial por el ajedrez para Laura Herrero, pues «también me iba a la piscina y visitaba a mis amigos de Cádiz y Jaén».

Su pasión por el ajedrez le viene desde su etapa en educación infantil en el CEIP Ramón y Cajal de El Carpio. «Mi profesora Joaquina, un día, empezó a hacer ajedrez en clase y mi padre era quien daba las clases, entonces me gustó, seguí con el ajedrez e iba a torneos». Aunque confiesa que «cada día se aprende algo nuevo, sobre todo cuando se pierde, lo que quiero es pasármelo bien». Esta joven ganadora también ha aprendido de sus tropiezos, como «una vez en un torneo que me equivoqué en una jugada con negras».

A sus ocho años, Laura Herrero saca tiempo para conciliar sus estudios y su entrenamiento diario con Pedro Navarro, su persona de confianza en este deporte. «Durante la tarde hago los ejercicios y estudio, ya cuando se acerca la noche ceno y hago ejercicios de ajedrez que manda Pedro Navarro, mi entrenador, y aproximadamente puedo dedicarle una hora y media o dos». Laura Herrero ya tiene la vista puesta en el mundial de la categoría que se celebra el próximo mes de noviembre en Santiago de Compostela. «Estaré allí con muchos amigos y habrá mucha gente; también van a estar mis padres conmigo y estaré feliz».

Al respecto, Fernando Herrero apunta que «al ser dos semanas, debemos hablar pronto con el colegio para comunicarle su participación en el campeonato, pero aun así ella no dejará de preguntar a sus amigas por las tareas que tenga que hacer», apunta Encarni Peña.

Será una cita especial, pues «allí voy a conocer a mucha gente de muchos países y me han dicho que Santiago es una ciudad muy bonita», asegura esta carpeña que en el año próximo también hará su primera comunión, «algo por lo que también estoy muy ilusionada».

Este campeonato mundial no solo es una cita especial para ella o su familia, sino también para su preparador, Pedro Navarro. «Ahora estoy en la Federación Española, pero hace dos años, cuando me llamó su padre, le dije que no daba clases, pero que podía hacer un seguimiento. Pero, cuando comenzamos, me di cuenta que Laura tenía unas destrezas especiales». A partir de ese momento, «comenzamos a vernos una vez a la semana y le dedicamos unas dos horas aproximadamente». Navarro confiesa que «nosotros no teníamos la certeza de que podía ganar pues no sabíamos el nivel de la categoría, aunque su preparación era bastante buena para competir». Cuando ganó «nos llevamos una alegría tremenda».

Ahora el reto es el campeonato del mundo, para «el que Laura ha aumentado su ritmo de preparación aprovechando la época estival», confiesa un Navarro que ve el futuro «con optimismo, aunque con la certeza de que ella debe, por encima de todo, disfrutar de lo que le gusta: jugar al ajedrez».

Pero, además del ajedrez, una de las pasiones de Laura es la pintura. «Me gusta mucho pintar, en especial hacer paisajes», insiste. Aunque ha ganado campeonatos y le dedica muchas horas a entrenar con su preparador, también saca tiempo para hacer otras cosas, como «ver a mi abuela o estar con mis amigos», pero, sobre todo, para estudiar. Y, además, es buena estudiante, porque «he sacado muy buenas notas en todas las asignaturas, aunque la que más me ha costado es Ciencias Naturales».

El excampeón mundial de ajedrez Anataloy Karpov comentó en una entrevista que «el ajedrez es un deporte creado por genios para genios». Y en este caso, es un talento precoz que aún tiene mucho por descubrir.