Dicen que este año no hay canción del verano. Incluso que tan estacional fenómeno es algo de otra época, de antes del cambio climático. Porque la voracidad virtual con que hoy se consumen las canciones lo imposibilita. Si la del 2017 fue Despacito, en este todo parece ir bastante más rapidito con incesantes nuevas melodías y promiscuas colaboraciones que se solapan entre sí. Aunque algunas destacan y van sumando millones y millones de reproducciones en Youtube, convertido también en uno de los principales barómetros de la canción en tiempos de calor. Sí que es cierto que la canción del verano, dada por muerta y resucitada tantas o más veces que el rock and roll, dejó hace décadas de ser lo que inicialmente era. Ya muy pocas giran en torno a las bondades estivales, al sol y a la playa. Aunque, mira por dónde, hoy Becky G. y Natti Natasha lo petan con un título de lo más adecuado para combatir la canícula: Sin pijama.

Desde hace ya años también, más que la canción del verano, el titular sería: el reggaetón del verano. Todo suena urbano, también en tiempo vacacional, de Ozuna por partida múltiple (aunque sobre todo con su Vaina Loca junto a Manuel Turizo) a las neotriunfitas Aitana y Ana Guerra (tanto juntas como por separado). Repite una vez más Álvaro Soler con La cintura y Luis Fonsi mantiene el tipo pasándose al Calypso junto a Stefflon Don. C. Tangana pega Bien duro. Karol G se agita en Mi cama. La cuota friki arde con Calocha, de Barbie Rican. Nio García, Darell y Casper facturan juntos Te boté, y si no eran pocos, suman a su posterior remix a Nicky Jam, Bud Bunny y de nuevo Ozuna. ¿Todo en castellano? Casi. Se cuela mucho spanglish por ahí y, especialmente este verano, pocas piezas en inglés rivalizan en tan tórrido terreno con el latin power. Aunque estén siempre ahí, como Drake y su In my feelings. Precisamente, este romperrécords canadiense se ha convertido en uno de los principales abanderados del streaming como modo de escucha vehicular. ¡Quién querrá pronto almacenar canciones si se está permanentemente conectado a internet! Y a esa manera de oírlas muchos atribuyen el supuesto declive del subgénero estival. Hasta se acuñan frases como «el streaming mató a la canción del verano», por la febril rapidez con la que se suceden los lanzamientos de singles y más singles. En teoría encaja, pero las cosas se ven de otra manera si hacemos un poco de historia...

El nacimiento de la canción del verano suele fecharse oficialmente en 1961; en el que Los Hermanos Rigual, originarios de Guantánamo, lanzaron Cuando calienta el sol. Para más inri, aquel mismo año, aunque ya en otoño, los Beach Boys iniciaban sus odas playeras al surf. Y existen pocos periodos históricos en que las canciones se lanzaran de manera más atropellada e incesante que aquellos primerísimos años sesenta, confortable prolongación de la década anterior. La que se presumía como gran canción del verano de este año ha ido perdiendo fuelle: Lo malo, de Aitana War. O lo que es lo mismo: la unión ocasional de Aitana y Ana Guerra de OT. Sin embargo, sigue sonando. Y mientras la primera despunta en solitario con Teléfono, la guerrera se ha juntado con Juan Magán en Ni la hora. Finalmente, han sido Becky G. y Natti Natasha quienes se han llevado el gato al agua y la han puesto a hervir, tanto, que la canción friki de turno ya sobrepasa cualquier cosa: Calocha, de la youtuber puertorriqueña Barbie Rican con el productor Jamsha, cuya letra y escenas del vídeo uno no se atreve a reproducir por si alguien lo lee en horario protegido.