El titular de hoy, uno debe decir las fuentes, sobre todo en tiempo de sequía, es de nuestro poeta Alejandro López Andrada, que además es también nuestro columnista. Hablo con él muy de cuando en cuando pero siempre me da una noticia suya. «Estoy a punto de publicar, como siempre con Almuzara, mi próximo libro, que va a tratar de lo que he dado en llamar el ruralismo mágico, al estilo de Gabriel García Márquez, pero con esa magia del campo, de nuestro campo. Cuando un jilguero es un héroe, como cuando leo, de vez en cuando, a ver si se me pega algo, su descripción épica de aquel patio de su vieja casa de Los Pedroches. En fin, que me alegro de traer un poeta, un poetazo, a la primera ventana de nuestro Perol de hoy donde, por otro lado, hay mucha tela que cortar, y alguna con triste recuerdo, como decirles que quizá la palabra más escrita, trágica, esta semana que se fue es «femoral». Menos mal que los medios de cura son otros, más modernos, más seguros.

Eso sí, aprovecho para decirles que se está publicando mucho estos días lo de que el torero herido, el primero de la semana trágica, era novio de la hija de doña Elena, que tanto quiere y visita en secreto Córdoba, Victoria Federica. Me lo confirma mi compañera y amiga Carmen Pardo: no es su novio, sino un gran amigo, cercano, que si ha ido a visitarlo al hospital, donde mejora, ha sido por eso, por su amistad. Cosa que me gusta confirmar, aunque hubiera sido hermoso el romance, pero en fin, son las cosas de la vida.

El ruralismo mágico se vuelve a llevar, a ver si es verdad, y el campo. El otro día pude comprobar cómo los japoneses casi vuelcan, como pasa casi siempre, el AVE a su paso por Almodóvar para retratar su soberbio y único castillo.

Sé que Flora está teniendo mucho éxito no solo en nuestra casa, sino en el mundo entero, y que cada día vienen mas corresponsales, sobre todo de Oriente, a la gran fiesta, sin lugar a dudas, única en el mundo. Como todo lo que por Córdoba pasa.

Eso sí, decirles que he tenido que poner fin a contar cosas de Lola Flores en las teles, en las radios, como el otro día, la otra noche, en el programa Legado, en el que por lo que me dicen hablé tal vez demasiado. No es culpa mía, créanme, me tienen frito con esa historia. Y a todo el mundo respondo, sobre todo si es más o menos del sur, por la lealtad a mi geografía.

Eso sí, quiero decirles, lo que ya dije el otro día en la tele, que por las noches a veces se me aparece, en sueños, Lola Flores, y me dice con su carita ultima de pena: «Oye, Medina, a ver si dejas de hablar de mí, que encima no me llevo un duro». Y aprovecho para contarle lo que también le digo en sueños «Pero, Lola, vida mía, que yo lo hago gratis, por la querencia».

Me ha parecido ver en el AVE, que es mi única salida, una vez a la semana, a Diana Navarro este miércoles. A poco le pido un autógrafo, y comentarle que me alegro de que haya sacado un disco nuevo, que se llama Inesperado. Yo fui uno de los primeros que escribió de ella, por la intuición que Diana pertenece también a eso que se llama el ruralismo mágico.

Es un tiempo de buñuelos. A mí me gustan mucho los de calabaza, porque es uno de los mejores y la calabaza se convierte en carroza. Aunque no es un tiempo de diademas, la Reina de gris, en Asturias, es más un tiempo de selfies, como se ha visto estos días en la entrega de los premios en Oviedo. Y debo escribir lo que siento, más que de lo que viene, de lo que ya se fue, la voz de Ainhoa Arteta cantando la vieja canción de la nostalgia de los caídos, el otro día, inesperadamente en el Día de las Fuerzas Armadas. Por cierto, ¿cuántos del sur desfilaron ese día inolvidable en el que la Reina fue vestida de transparente, en rosa, y de mariposas?

Que el torero al que me refiero arriba, el de la hija de doña Elena, es Gonzalo Caballero, que a veces esta cabeza no encuentra la palabra deseada.

Si a Carlos Herrera le conceden el Premio Ondas, tenemos la obligación de felicitarlo. Porque siempre que puede, y siempre quiere, tiene a Córdoba en antena, así que también aplausos y vuelta al ruedo para la gente de su cadena. Otra copa para la Cope, y no es por jugar con las palabras.

Y aprovecho para dar el nombre de Maribel Verdú, que acaba de recibir un premio por su ultima película. Más de sesenta películas, y aunque sea madrileña de nacimiento, cuántas cintas de andaluza.

En fin, lo dicho en lo alto. Córdoba, el ruralismo mágico. En cuanto al titulo, feliz guardador de los secretos del campo, el nombre de la novela lo sabremos a su tiempo. Un regalo de reyes, de reyes magos, creo. Ya lo estamos esperando.