El actor francés Jean Reno, que participa en el último filme del cineasta cordobés Gerardo Olivares, Hermanos del viento, que se estrena este próximo viernes en España, ha explicado que se trata de una historia de amistad entre un niño y un águila que espera haga «despertar y tener cuidado con la naturaleza» al público familiar. «Es una película para la familia y los niños sobre cómo educar, volverse adulto, pasar de ser niño a ser más responsable y respetar la naturaleza de las personas, los animales y los lugares», resume el actor sobre la nueva obra de Olivares. Un director con el que, por cierto, volverá a trabajar en una comedia, escrita por el propio cordobés, «sobre las personas que vendían coches Peugeot de Europa en África en los años 90» y que está previsto que se estrene en el 2018, según ha desvelado. Nacido en 1948 en Casablanca e hijo de emigrantes gaditanos, el popular actor cuenta con una larga lista de títulos en el cine internacional y especialmente el francés, pero asegura que le «encanta» trabajar con españoles y andaluces.

En Hermanos del viento, Jean Reno interpreta a Danzer, un guardabosques que ejerce de guía en la montaña y, momentáneamente, también en la vida para Lukas (Manuel Camacho), un tímido niño que madurará al mismo tiempo que el águila herida que decide rescatar. Las secuencias que siguen a los animales en libertad, grabadas a lo largo de tres años en el estado austríaco de Tirol por el director Otmar Penker, cobran protagonismo y pueden contribuir a que «un niño o cualquier persona cambie sus costumbres de consumo», anhela el actor francés.

Del rodaje de la cinta, el artista galo recuerda la percepción de «gran respeto» en Austria hacia las águilas, un «símbolo» de libertad cuya preservación es prioritaria, como comprobó al conocer a los entrenadores de estos animales.

Trabajar de cerca con el ejemplar presente en Hermanos del viento fue «muy fácil porque estaba educada» y porque es «un pájaro muy inteligente que sabe lo que pasa» a su alrededor, apunta con cierto afecto Reno, quien de otro lado considera un reto rodar para el cine con animales. «Al trabajar no puedes establecer relación con el animal, lo tienes que cuidar», explica. «Yo aprendí a montar a caballo para una comedia en Francia y (el animal) se llamaba como yo, Moreno (de apellido), por lo que sentí simpatía», añade.

Rodar películas relacionadas con la naturaleza a lo largo de su carrera ha creado una fuerte conciencia ambiental en el intérprete, quien se declara preocupado por el vertido de plástico en el mar, la contaminación en el aire o la escasez de agua. «Tenemos que despertar y tener cuidado con la naturaleza o la Tierra se irá por el suelo, es un problema que tengo en la cabeza desde que hice El gran azul (Luc Besson, 1988) y yo sé que hay que preservar pero no sé si mucha gente» también lo sabe, lamenta. Para esta película del director galo, que le valió su primera nominación al Premio César, Reno rodó a 30 metros bajo el agua y tuvo que mantener el oxígeno en los pulmones durante tres minutos.

Pero los proyectos de Reno, que pasan por la nueva película del cordobés Gerardo Olivares, no se limitan a la pantalla. Junto a su amigo y escritor Marc Levy, el polivalente artista prepara una biografía sobre su andadura profesional que planea recoger, precisamente, en un espectáculo. «Haremos un libro y luego un espectáculo, hace años que lo tengo en la cabeza», dice con ilusión el actor, que dedicará la obra tanto a los que le «ayudaron» como los que le «fascinaron» y, en general, al ser humano en su condición de animal social. «Hay que decirlo: no puedes vivir solo, como si fueras el sol o la luna», admite al hablar de este proyecto.

En este sentido, con la afabilidad y el desparpajo propios de un andaluz, Jean Reno -nombre artístico con el que se ha dado a conocer durante toda su carrera artística Juan Moreno- convino que, por encima de todo, los suyos son lo primero. «Mi familia no está mala ni enferma, así que estoy contento», agradece, antes de despedirse y cerrar la entrevista con una sonrisa.