Porque, vamos a ver ¿quién ha dicho que ya se fue el tiempo de los relámpagos? Se ha podido marchar según el almanaque. En lo meteorológico vale, pero ¿y en lo político? ni un solo día sin angustia. Nombres, sorpresas, apellidos que duran menos que un caramelo a la puerta de una escuela. Enfin, que menos mal que el balón nos da, a veces, una alegría. Porque a pesar de todo, ya saben, y aunque Rafael Nadal, nuestro paisano del alma, cuelgue la raqueta por ahora, pues de sus éxitos presumimos. Por cierto, y a lo que voy, ¿por qué no lo hacemos Platero de Honor, si es el que más plata gana, plata de trofeo digo, y encima es el que más conoce el sabor de la plata, porque es él el que más plata muerde en su oficio? Y otro nuevo Palomo Spain, porque la llamada, y también amada en silencio Beyoncé, se vistió de flores y frutas, con un traje de nuestro Palomo Spain, al que tanto deseamos siempre lo mejor. Y esto que recojo fielmente de lo que dicen las redes, las sociales, que de las suciales ni me ocupo, del violinista Paco Montalvo que ha sido cordobés del año y que hace honor a su título. Un relámpago de luz en mitad de la tormenta.

-«Es la gran sorpresa musical del momento, dado que es capaz de fundir en un concierto lo clásico y lo flamenco. Tanto es así que ya se le llama el nuevo Mozart español.

Dicho queda, y me gustaría no saben cuánto, recoger en nuestra última del domingo, los nombres de segunda fila, que en el fondo son los que llevan el trabajo de la primera, por ejemplo, Angeles Heras, la segunda en el mundo de la política de la ciencia, de lo que me alegro no saben cuánto, porque además de catedrática de Física y Química, es de la geografía de la más hermosa luna del mundo, donde en su día quiso llegar el nuevo ministro Duque. Eso sí, también hay una lágrima que soltar, porque leo, y parece que se confirma que Manolo Díaz, el hijo del quinto califa, no va a volver a torear, al menos vestido de luces, porque tiene serios problemas de cadera. Pues bien que lo siento maestro, y a ver si Julio, su hermano, de una vez da el salto grande, que su raza se merece estar en la primera línea.

De todas formas, cordobeses de mi alma, ¡cuánta política, qué de sustos, de disgustos¡ y decirles que he visto con mis propios ojos, más bien gordos que grandes, a la hija de la Infanta Elena, Victoria Federica, que está novia con un joven torero, con unos pendientes de esos que se hacen de machos de los trajes de toreros, o sea, el amor no solo en el corazón, sino también a los dos lados del pensamiento. Ya está aquí el calor cordobeses de mi alma, veo, leo, que el fútbol en nuestra tierra se mueve de nuevo. Leo que hay precios especiales para ir a Rusia a ver el fútbol del mundo.

Pero que de paso, vean ustedes Rusia, la del balón, vale, pero si les dejan, el resto, aunque sea parte de Rusia, que es un planeta distinto, donde por cierto, hay mucho cordobés del largo exilio de la guerra civil todavía. Siempre recuerdo, aquel día de nieve y de frío, cuando íbamos a ver la tumba de Lenin, yo, bien cerca del entonces gran jefe del mundo olímpico, Samaranch, y se nos acercó aquella mujer y nos dijo:

-Soy de Córdoba, de Baena, y vine con los niños de aquel barco cuando la guerra nuestra… ¡todavía en mi casa se hacen flamenquines de los nuestros¡ Me llamo Araceli, y antes de irme del todo me gustaría tanto ir a mi tierra. A ver si ahora que está cambiando todo, puedo hacer realidad mi sueño... Qué habrá sido de ella. Desapareció en la niebla de aquel día en Moscú. Siempre encontré un cordobés por el mundo. Y siempre con su nostalgia a cuestas.

Libros nuevos que cada día se presentan en Córdoba, aunque no sea feria del libro. Córdoba culta ya saben, y esos veinte años que cumple la revista que dirige mi amigo Pepe. Muchas gracias Toscano, que a ver cuando nos vemos de una vez, y me llevas para que me pruebe el sombrero plano que me has prometido hace mucho tiempo y que siempre me recuerda aquello de hace cincuenta años cuando fui a una sombrerería clásica de aquellas de la calle Tendillas a comprarme una gorra de cuadros como las que usaba Manolete en vida y en el campo y aquel señor, al pedirle el precio, me respondió sereno y grande, aquello que siempre cuento.

-No tiene cuenta para usted. Por las veces que habla usted bien de Córdoba que son muchas. Así que esa gorra es de gorra señor Tico.

Y eso que aún no escribía este perol de todas las semanas, claro que ahora el que debía hacerlo de gorra soy yo, pero es que por tener tengo ¡cinco nietos! y uno que ya está viniendo. Debo seguir en el ruedo paisanos míos, cordobeses.