Los tres se han visto sorprendidos por sus alumnos y antiguos alumnos, que los presentaron para optar a los premios nacionales Educa Abanca como Mejor Docente de España 2017 sin que ellos lo supieran. Unos premios que han recibido cerca de 1.300 propuestas de toda España, de las que finalmente han salido más de 200 nominados, entre Primaria y Secundaria, entre los que figuran Vicente Martín Tamayo, profesor del colegio La Salle, en la categoría de Primaria; y Pablo Poó, profesor el curso pasado en el IES Mirador del Genil, en Iznájar, y Antonio Manuel Arrabal Maíz, del IES Felipe Solís de Cabra, en Secundaria. Está claro que los tres tienen una madera especial, una empatía con sus alumnos que va más allá de la rutina diaria de sus clases.

De hecho, estos premios buscan reconocer públicamente «la labor de los grandes docentes que viven y disfrutan su trabajo, educan para la vida a su alumnado y se involucran al máximo en todo el proceso educativo, tanto dentro como fuera del aula», según reza en la convocatoria, que es anual, y pretende «establecerse como un referente dentro de la sociedad española». Los premios buscan «realzar socialmente la figura del buen docente, su implicación en el proceso de enseñanza de su alumnado así como su importancia para la sociedad». En la última fase se elaborará un listado de 10 docentes finalistas en cada una de las categorías en base a los méritos establecidos por los proponentes y cotejados por los enviados por el profesor. El fallo del jurado se publicará el 10 de enero del 2018. Los premiados recibirán un galardón, un diploma conmemorativo y 1.000 euros.

Vicente Martín, de 39 años, fue presentado al concurso por algunos padres de alumnos y antiguos alumnos del colegio La Salle, centro donde da clase desde hace diez años y donde estudió desde los cinco años. El profesor, muy querido por sus alumnos, reconoce que «yo no soy merecedor de ningún premio individual, pienso que estos premios deben destacar la gran labor que hacemos los maestros día tras día». Por ello, quiere resaltar que su labor es de equipo en el centro educativo, «donde nos dejamos la piel a diario con nuestro trabajo para conseguir mantener y elevar al colegio a la punta de lanza de la educación e innovación en nuestra ciudad».Durante este curso es tutor de un curso de 4º de Primaria y es vicepresidente de la asociación Estrella Azahara, el proyecto social del colegio La Salle en el barrio de Las Palmeras. Este profesor, que procura trabajar al máximo las emociones de sus alumnos y acompañarlos en su aprendizaje, busca también la innovación. Y así, es autor junto a otro docente de La Salle, Luis Tirado, del proyecto Cloe, de entrenamiento de la competencia lingüística, editado por Bruño, del grupo Anaya, y que está siendo utilizado en muchos colegios de toda España.

Pablo Poó Gallardo es un profesorsevillano de Lengua y Literatura que el curso pasado dio clase en la ESO en el IES Mirador del Genil de Iznájar, donde no pasó desapercibido para sus alumnos de cuarto, que se enteraron del premio y lo propusieron. Este curso da clases en un IES de Guadix (Granada), en el que ya es el 15º instituto que pisa desde que empezó su carrera. Este joven profesor, muy activo en las redes sociales, alcanzó una gran popularidad gracias a un vídeo en el que trataba de «poner las pilas» a sus alumnos y que ha superado ya el medio millón de visualizaciones. «Es que yo prefiero prepararlos para la vida», confiesa. Es autor de dos libros, La mala educación y Espabila, chaval.

El egabrense Antonio Manuel Arrabal, de 49 años, es desde 1992 profesor de Latín y Griego. Ha pasado por centros de Lucena, Almodóvar, Hinojosa, Priego y ahora en Cabra, donde lleva siete cursos en el IES Felipe Solís. Admite que es un profesor de Latín atípico, en el que los alumnos «tienen un aliado» porque «siempre he considerado mis disciplinas como un modo real y efectivo de estar en el mundo». Sus clases van más allá de la gramática y sus alumnos lo agradecen.