A las puertas del verano, las exposiciones al sol, que durante el resto del año pueden ser beneficiosas en dosis mínimas para que no exista un déficit de vitamina D, deben reducirse a cortos espacios de tiempo y no realizarse entre las 11.00 y las 18.00 horas. Dejando a un lado ese sol que tanto quema, sobre todo durante esa franja horaria, se consiguen evitar daños en la piel que pueden tener consecuencias muy negativas. Así lo expone el dermatólogo de la Clínica El Brillante José Espejo Álvarez, que alerta sobre el auge del cáncer de piel, que está entre los diez más frecuentes y suele estar causado por una exposición excesiva a rayos UV (ultravioleta), tanto de sol como artificiales (en cabinas de bronceado), rayos que penetran en la piel y la dañan, aunque sus efectos pueden reflejarse muchos años después.

José Espejo indica que las lesiones cancerosas aparecen más frecuentemente en las zonas que con mayor asiduidad están expuestas a los rayos UVA y UVB, como la cara, cuello, espalda y las extremidades. Este cáncer es más común en personas de más de 50 años, pero también se dan casos en edades más tempranas.

«El cáncer de piel es uno de los más fáciles de tratar, con una tasa de curación muy alta. Sin embargo, a pesar de las campañas de prevención de este cáncer que venimos realizando los dermatólogos, la comunidad médica en general y desde otros ámbitos, la concienciación pública acerca de los síntomas y los signos de aparición de este cáncer sigue siendo baja, lo que supone que todavía hay muchos casos que se diagnostican en una fase demasiado avanzada», expone este doctor.

El cáncer más dañino de piel es el melanoma, tumor maligno que en el 30% de los casos puede desarrollarse en un nevus (lunar) existente o puede aparecer por primera vez en piel de aspecto normal. Las zonas más comunes donde suelen localizarse son el tronco en los hombres y tronco y piernas en las mujeres. «La prevención y el diagnóstico precoz son las mejores herramientas para hacer frente al melanoma, porque la detección tardía puede causar que se transmita a órganos internos y se asocia a un mal pronóstico. La incidencia del melanoma va en aumento como consecuencia del incremento de la esperanza de vida y la excesiva y acumulada exposición al sol para estar bronceado», resalta este dermatólogo.

Las personas con ojos azules, cabello rojo o rubio, con tez clara, que se queman con facilidad, se broncean poco y a las que le salen pecas cuando reciben mucho sol son las que tienen mayor riesgo de quemarse al exponerse de forma inadecuada al sol y las que tienen más predisposición a desarrollar un cáncer de piel. Se deben extremar además las medidas de protección en el caso de los niños, ya que en la etapa infantil los daños del sol aumentan el riesgo de desarrollar un cáncer de piel a lo largo de la vida. La prevención se logra reduciendo la exposición a los rayos UVA, aunque hay casos en los que se complica si por motivos de trabajo (por ejemplo agricultura o construcción) hay que estar bajo el sol. «Por otro lado, también es importante hacerse autoexploraciones regulares (mirarse la superficie de la piel una vez al mes) y en caso de duda acudir al médico de familia o al dermatólogo. Además, debe usarse protector solar con factor 30 o superior para adultos y de 50 como mínimo para niños. Aplicarlo media hora antes de la exposición y renovar la cobertura cada dos o tres horas. También debe echarse esta crema protectora en los días nublados o protegerse con ropa, sombreros, gorras y gafas de sol», remarca Espejo.