Aunque suene a tambor el titular, pom pom pom porróm, es una verdad como un templo, concreto, como la Catedral-Mezquita nuestra. Córdoba siente, tiene, disfruta, sufre, eso que se llama el amor por la pasión. Pero desde siempre, así que hoy, Domingo de Ramos, y entre palmas y olivas, viene, llega, ya está desde el viernes en nuestra tierra, en nuestro mapa entero, no solo la ciudad que siempre digo, y escribo, la Pasión. De entrada con un buen pregón, como he sido informado, que las noticias siempre llegan, volando, hasta mi mesa de trabajo. Mi calvario y mi gloria. Mi gólgota escrito, que siempre es tiempo de Semana Santa.

Menos mal que me acaba de llegar, a veces viene el milagro, ni más ni menos que noticia, en verso siempre, de Vicente Núñez, el poeta al que siempre recuerdo en su taberna de la plaza octogonal donde un día creo que pregoné mi presencia. Vicente Núñez, que fue decisivo al escribir: «Yo no quiero ser un poeta, quiero ser un poema».

Inmenso, que en este libro editado por la Fundación hay tanta Córdoba, dentro, por ejemplo el poeta gigante de las cosas mínimas dice: «Las cocinas de Córdoba / en donde unos peroles de cobre brillan mucho / como pozos de vino rubio y de miel de caña /y como el pecho hermoso de mi madre en la mesa / cuando nos lo parte y luego lo va dando…»

Eso hago yo, respetando las distancias, parto el pan de este domingo, el mío, a veces duro, a veces tierno que da gloria, después de haberlo amasado mucho tiempo… Tanto tiempo, de semana en semana, que escribo hoy viernes, día de las Lolas, ya saben felicidades a tantas Lolas como quiero, y conozco, también para las que no sé de ellas, felicidades, que todos los santos tienen octava…

Y la buena nueva de nuevo, de que Concha Velasco (la niña eterna aquella que yo conocí en el escenario de la comedia musical) se va, pero no se va del todo, con lo que me alegra tanto, que sé que le gusta mucho Córdoba. Es una buena noticia de domingo de pasión, o sea, que cambia las tornas, es noticia mas bien de domingo de resurrección, con la tumba vacía de Cristo, y la piedra redonda de la tumba removida...

Noticias que no nos falten para este domingo, donde se sabe que (igual se lo he dicho otra vez, no es difícil, que a veces se repite uno mas que una morcilla de aquellas) que la borrica que Jesús lleva hoy por las calles de la ciudad, que primero lo recibe triunfal y después lo traiciona como es ley de vida, bueno, pues que era antecesora directa de muchas de las que tiene en su retiro, el señor de los asnillos, nuestro Francisco de Asís de Rute, Pascual Rovira, ya saben, que ahora me envía una idea nueva:

«La vuelta al mundo en ochenta burros».

Siempre hay cerca un equipo nuevo de cámaras de televisión de China o de Japón, donde es eso que se llama referencers, que es una forma o manera de tener a Córdoba arriba, donde los que mandan en la información global.

Es como lo de Joan Manuel Serrat, que se apunta a nuestro Festival de la Guitarra. Buena noticia, claro que sí. Con Vicente Amigo, que es nuestro, ya contábamos. Y con Serrat, al que recuerdo tanto de aquel día junto al pozo de la Judería. ¡Qué sería de él, qué habría sido, sin la guitarra en su mano o en el de mas cerca! Serrat es la guitarra hecha voz, y sureña. Bienvenido al festival, maestro.

Maestrísimo también ese cuaderno de viajes que te regalan en el AVE, y en el que ya dice: Salida a las 17,35 horas. Veré el atardecer en el tren. Cierto, y hermoso, de verdad. Único. Y luego como quien anota, a mano, su deseo. Hotel en Córdoba, en pleno casco histórico, pedir habitación con vistas al Puente Romano.

Eso es verdad. A ser posible, porque Córdoba en Semana Santa es un destino de origen global, ya les digo. Y un amigo va y me dice: «¡Qué pena tan grande de que Picasso, que se sepa oficialmente, ciertamente, no haya estado en Córdoba, aunque fuera de paso!» Habría sido muy bueno, sobre todo para Antonio Banderas, que gusta tanto de Córdoba. Bueno, pues esperemos que igual no tiene mas remedio que hacerlo cuando haga, si es que tiene tiempo, que le falta , cuando haga que quiere hacer a Boabdil, y tendrá que acudir sin falta a Lucena, a la torre donde estuvo prisionero.

Les tendré al día. Mientras tanto hoy, palmas y olivas, y que Dios reparta suerte, como dicen los toreros mientras se aprietan la montera a la sien y les empiezan a temblar las piernas, después, ya vendrá el paseíllo. Y que tiemble la saeta, que Córdoba la canta como nadie.

La Semana Santa ha venido y todos sabemos cómo ha sido.