Poeta y rapsoda en el ámbito del flamenco, acaba de publicar La libertad de una mujer gitana, una mano tendida a otras mujeres y un grito contra el racismo

--Una mujer gitana que lucha por la libertad. ¿Qué significa para usted esa palabra?

--Para mí la libertad es algo esencial del ser humano. Nací libre, vivo libre y quiero morir libre porque sin libertad no se puede vivir, se sea hombre o mujer, porque antes de ser gitana o paya, se es persona.

--¿Por qué escribe?

--Escribo porque es la única forma de expresar lo que siento, porque escribiendo soy feliz. Y lo hago desde los ocho años, a raíz de un hecho racista que viví en el colegio. Nunca he dejado de escribir. La poesía me lo da todo y no me pide nunca nada.

--¿Se siente un bicho raro?

--Sí, siempre me he sentido un bicho raro. Las mujeres gitanas de mi edad no me entienden, incluso me dicen que no soy gitana, cuando estoy casada por el rito gitano. A pesar de eso, quiero luchar por ellas, porque yo sí las comprendo y creo que son víctimas de unas costumbres, de una cultura que no las deja ser lo que son y hay que ayudarlas para que dejen de estar excluidas socialmente.

--¿Cuál es su sueño?

--No quiero riquezas, solo pasar por la vida siendo yo misma.

--¿Cree que el pueblo gitano quiere cambiar, prosperar?

--Algunos se han acomodado, han buscado una vida fácil, malviven o han caído en la droga, pero para que cambien hacen falta referentes y líderes que tiren de ellos, algo que no existe. Y para prosperar hace falta acabar con el paternalismo y que alguien tienda la mano al pueblo gitano, no con subvenciones, sino con intención de ayudar de verdad. El gitano y la gitana tienen que tener cultura. Si no, ¿qué futuro les espera?

--¿Quién fue su referente?

--Mi padre, Curro Torres, un poeta lírico y el hombre más inteligente que he conocido en mi vida. El me inculcó el amor a los libros y me dijo que, ante todo, fuera siempre fiel a mí misma.

--¿Hasta dónde llegó en sus estudios?

--Hasta segundo de Bachiller. Con 18 años, me dieron a elegir entre seguir estudiando o casarme con Manuel, el hombre de mi vida, y lo elegí a él.

--¿Se arrepiente de su decisión?

--No, tengo tres hijos maravillosos y mi marido es mi mayor apoyo, pero me hubiera gustado seguir estudiando y casarme más adelante. Ahora que ya he criado a mis hijos y son mayores, pienso volver a estudiar.

--¿Por qué tanta prisa con que se casara?

--Porque en la cultura gitana, la mujer tiene que casarse virgen y, como yo ya salía con Manuel, había que evitar riesgos.

--¿Qué opina del culto a la virginidad del pueblo gitano?

--Que habría que eliminarlo porque eso coarta mucho a las mujeres. En mi opinión, una mujer puede tener relaciones sexuales y seguir siendo perfectamente íntegra. Lo que no puede ser es que se case a niñas de 13 años y se les robe su infancia.

--¿Qué le diría a los hombres gitanos?

--Que no sean machistas, que cambien, que entiendan que no se puede ser persona ni vivir sin libertad y que tener una pareja --y eso se lo diría no solo a los gitanos, porque pasa en todos los ámbitos y ahora mucho entre los jóvenes-- no te da derecho a prohibir ni a controlar ni a atar al otro.