Cambiar la chaqueta por el delantal, la oficina por la cocina, dar ejemplo de voluntariado y animar a la ciudadanía a colaborar con entidades sin ánimo de lucro, ese es el objetivo que se ha marcado un año más la Caixa con su Semana Social, en la que en estos días participan más de 150 empleados de banca y clientes solo en Córdoba. El director territorial de Caixabank en Andalucía Occidental, Rafael Herrador; el director de Área de Negocio de Córdoba capital, Antonio Marcelo García; María José Espinosa, responsable de acción social de la entidad, y Sofía Rowe, jefa de comunicación, acudieron ayer a primera hora de la mañana al comedor social trinitario, una de las entidades con las que colaboran habitualmente, para participar en la actividad diaria, pelando patatas, ayudando a preparar las lentejas o empaquetando las bolsas con bocadillos que los usuarios del comedor se llevan como cena.

En la cocina de la hermana Antonia, presidida siempre por el buen humor y la alegría, había ayer más gente que nunca. Según Herrador, entre un 30% y un 50% de los empleados de Caixabank participan en actividades de voluntariado y «Andalucía es de las regiones españolas donde hay más». Para los directivos y también para los trabajadores del banco, es una oportunidad de pisar el terreno y conocer en primera persona dónde se invierten los fondos que destina Caixabank a Obra Social. Eduardo García, director del comedor trinitario, agradecía un gesto que demuestra la implicación social aunque también aprovechó para recordar a las instituciones que «el comedor se ha quedado pequeño y que hace tiempo que hace falta uno nuevo».

Unos con más destreza que otros, los cuatro voluntarios que ayer se incorporaron a la cocina arrimaron el hombro aunque también fue ocasión de aprender alguna lección. Espinosa, con una larga trayectoria como voluntaria, aprendió ayer a hacer lentejas de la mano de la mejor profesora, en cuya cocina siempre huele que alimenta. Quizás porque en sus fogones nunca se prepara nada precocinado. «Me ha dicho su secreto, que además de la verdura normal, de patatas y zanahorias, a las lentejas le da un toque especial el puerro y la berenjena, así que me lo apunto».

No es la primera actividad que realizan esta semana, según Rafael Herrador. «También hemos estado en una sesión de pádel de integración, que se realiza en silla de ruedas, y con niños con autismo y la verdad es que te das cuenta de que ser voluntario es algo muy estimulante y muy beneficioso para nosotros como entidad bancaria porque motiva a los empleados y clientes conocer dónde va a parar parte del dinero que tienen depositado en Caixabank». En su opinión, «los comedores sociales como este, donde se atiende una necesidad tan básica como la alimentación, la higiene o la ropa, son especialmente necesarios, por eso hemos querido estar aquí hoy y difundir la labor que desempeñan».

La preparación de la comida se hizo especialmente amena gracias a las historias de Antonia, que ayer contó cómo a diario en su cocina se demuestra que eso de «Dios proveerá». Según relató, «ocurre a diario que vemos que faltan huevos o patatas el otro día y de repente, sin avisar a nadie, aparece un cargamento que no esperábamos con lo necesario». Según Loli Curado, ayudante de cocina, «la hermana Antonia tiene un don y aquí hay gente que no cree en Dios, pero cree en ella porque esas cosas son el pan nuestro de cada día».