-Los mejores Ribera del Duero y Rioja en la tierra del Montilla-Moriles. ¿Por qué Córdoba?

-Porque es una tierra fantástica. Una ciudad multicultural muy abierta a los gustos de la gastronomía y los vinos. Unas grandes marcas mundiales tienen que estar en Córdoba y de hecho están porque Matarromera es uno de los vinos preferidos de los cordobeses, y ahora también con los vinos de Rioja Carlos Moro.

-El prestigio de sus vinos ha traspasado las fronteras ¿En qué son diferentes?

-En la búsqueda constante de la excelencia, en mejorar cada día. Son diferentes en cuanto hay unos niveles de control de calidad extraordinarios, una tierra y una viña auténtica y propia. Somos en estos momentos los mayores propietarios de viñedos cualitativos de Castilla y León, por lo tanto, tenemos la materia prima controlada por nosotros, tenemos un equipo enológico fantástico, con 14 enólogos, conmigo mismo al frente, y un nivel de tecnología y de equipo, incluso iría más allá, de investigación. En Carlos Moro somos un referente en investigar, en ir buscando el presente y el futuro, mejorando las cualidades de cada cosa, optimizando los controles de calidad. Y todo eso al final se refleja en el vino, en el gusto del cliente. Al cliente le da mucha seguridad cuando se toma un vino de los nuestros.

-Usted cuida el medio ambiente y la sostenibilidad, ¿tan importantes son para el vino?

-Para nosotros son importantes primero como persona, segundo como empresa. Es algo que está totalmente adherido a nuestros principios, cuidar de la naturaleza y el medio ambiente. Eso nos llevó a cuidar el paisaje, a repoblar con viñedos, y también con olivos; crear las primeras bodegas integradas de desarrollo sostenible, que producen más energía de las que consume, y reciclando todo absolutamente. Y a partir de ahí, el cuidado del vino también, con productos lo más ecológico posible, una línea 100% ecológica, y sobre todo muy natural y respetuosa, por lo que hemos sido premio Mejor Empresa Medioambiental de España.

-Defina sus vinos.

-Es muy difícil, pues tenemos cincuenta y tantos tipos de vino y 180 referencias, pero yo diría que la principal característica es que son unos vinos que dan una enorme seguridad. Son vinos que cualquier persona sabe que no les va a defraudar. Saben también que no van a fallar, por ese sistema de control de calidad, y saben que le va a encantar. Son todos vinos muy amables, sobre todo que gustan a muchísimos consumidores. Son frescos, muy ricos, con mucho sabor y un gran aroma y enormemente largos y gustosos.

-Usted investiga sobre nuevos compuestos de vino.

-Quisimos conocer a fondo los componentes del vino. Investigamos sobre los contenido en polifenoles y antocianos, porque nos parece fundamental para el gusto y para el aroma, pero además también por la parte saludable del vino. Conseguimos extraer los polifenoles a nivel industrial y hemos descubierto que esta «bondad» del vino y de la uva tiene aplicaciones en otros sectores importantes, como cosmética y parafarmacia, o los vinos sin alcohol o bajos en alcohol.

-¿Cómo surge la bodega familiar Matarromera?

-Es una empresa familiar con antecedentes cientos de años atrás. Yo continúo la saga familiar pero la renuevo creando y fundando la primera de nuestra bodegas- que fue Matarromera, que tenía como objeto hacer el mejor vino del mundo, que consiguió unas cotas de valoración fantásticas y fue medalla de oro, mejor vino del mundo, y tuvo un éxito muy sólido. Después vinieron otras bodegas más, Emina, Valdelosfrailes, Toro y últimamente con los vinos de Rioja.

-¿Qué le parecen los vinos de Montilla-Moriles?

-Son estupendos. Cada día están haciendo mejores vinos, se está buscando ese punto de alcohol, pues hoy hay una cierta tendencia a vinos que no excedan en el alcohol. Hay también una auténtica revolución, como en otras zonas vitivinícolas, por hacerlo mejor. Y España tiene que ser un referente en vino y lograr sacar todos estos vinos al exterior y que estén en el mercado que merecen.