Córdoba tiene nombre de mujer. A ver si no es verdad lo que hoy domingo titulo en mi página de siempre. No tengo ni siquiera que explicarlo, se cae de su propio peso, como se dice en la calle. Córdoba eterna, universal, infinita, tan femenina, siempre tan dama, tan niña, tan antigua que da gloria y tan moderna que casi da escalofrío.

Por ejemplo, el artículo periodístico que el otro día construyó mi académica preferida, mi compañera de oficio, Rosa Luque, al escribir de esa gran dama de la justicia que se nos fue hace unos días. La primera en lo suyo, doña Josefina Escobar. Un ejemplo a seguir por todos sin duda. Una raza que se va. Aunque su obra se queda para siempre y la hace eterna. Felicito también desde aquí a la infanta ciega, a esa gran señora que es la hermana de don Juan Carlos, a esa enorme y rockera dama que yo tanto quiero, a esa amiga llamada Margarita de Borbón que acaba de cumplir sus primeros ochenta años de vida. De de vida y de gracia, porque es el miembro de su familia que tiene más humor y del bueno. De ése del que a veces, no siempre, tienen los Borbones. La recuerdo mucho, duquesa de Soria, su alteza en estado de gracia puro.

Y El Brujo, don Rafael Álvarez, que por donde quiera que pasa crece. Es grande, muy grande y está en su mejor momento. De esta última, por ahora, entrevista suya recojo una gran confesión de ese monstruo del escenario patrio:

-El plato mejor que hago es, sin duda, el de los langostinos con miel.

Y digo yo, los langostinos claro que no son nuestros, porque lo único que nos falta a los cordobeses es ser puerto de mar, pero la miel seguro que es de nuestra querida y universal Sierra Morena. Y cada día se venden más las mujeres en los lienzos de Julio Romero de Torres. Yo, ahora mismo, a la hora de recordar mujeres de Córdoba, permítanme que me quede con la memoria, el recuerdo sin par, de la Chiquita Piconera, a la que conocí y entrevisté y de ella tanto hablé en su momento. Cordobesa total. En un tiempo además de las más grandes damas cordobesas. Como nuestra pintora de Montilla, María José Ruiz, a la que en 2017 hicimos, con todo merecimiento, cordobesa del año, y que no deja de pintar ni un solo día del año.

Y pido permiso por esta divagación, que a lo mejor, quién sabe. Se busca, aunque de momento parece que no se encuentra, nada menos que al hijo de Osama Bin Laden, que se llama como su padre, no me atrevo a decir que en paz descanse porque su obra macabra, inhumana y brutal no descansa un minuto, por desgracia. Mira, y es un decir, que si estuviera escondido por aquí por Córdoba, en algún sitio. Y lo aventuro teniendo en cuenta lo mucho que en su día, hay fotos que así lo atestiguan, le gustó a su padre, cuando pasó por aquí vestido de niño rico, que es lo que era en principio. ¡Jaque al jeque! , digo yo en esta licencia que hoy me he tomado.

Y luego, claro que sí, que estoy atento y bien atento a eso que se llama la actualidad de la caja mágica, o sea de la tele misma. Por eso desde aquí, y espero no hacer daño a nadie, reivindico que gane lo de la casa del edredón, ya saben a lo que me refiero, esa chica de tan cerca, de Andújar por más señas, que se llama María Jesús Ruiz, a la que yo conocí personalmente el año que fue elegida Mis España. Ya que yo pronuncié el inolvidable pregón de la Vírgen de Andújar, ¡cómo pasa el tiempo! Me gusta esa niña, esa forma suya de pelear por la vida, aunque a veces no nos guste como lo hace. Pero pertenece a mis debilidades, aunque ella no lo sepa hoy y quizá no lo sabrá nunca. Todo el ánimo por tanto para ella en este festivo día de marzo.

Sí que quiero, en mis líneas de todos los domingos dedicadas a la memoria, traer el nombre y a ser posible el rostro también de mi compañera Consuelo Berlanga, una reina de las estrellas de la campiña cordobesa, a la que llevo no sé cuanto tiempo sin ver en la tele, pero que sé que estará pronto, muy pronto, en un nuevo y muy interesante proyecto televisivo, sobre las que, los que, hicieron las primeras teles y donde había tanta Córdoba. Las pioneras y pioneros de esa ventana al mundo que es y siempre fue la televisión.

Y no se confíen del todo, que todavía este marzo puede volver el rabo, con perdón. Y no me refiero en este caso al singular rabo de toro, que siempre debe permanecer en lo nuestro. ¡Ay, los sabores cordobeses! Esos flamencos flamenquines, que pueden ser hermanastros, si es que no hermanos de sangre y de memoria, del mismísimo salmorejo. Cuidado, alertaba, con la primavera anticipada, insisto, que no está uno, al menos yo, para sustos. Creo que era mi obligación avisar. Avisados quedan.

La infanta Margarita de Borbón, la presentadora Consuelo Berlanga, la televisiva María Jesús Ruiz y el actor y dramaturgo Rafael Álvarez, El Brujo.