Baja a la plaza de La Corredera, entra al mercado Sánchez Peña y en el local nº 23 se encuentra La Palabrería, un punto de venta de libros de segunda mano que acaba de cumplir cuatro años, regentado por Miguel Ángel Marzo, un joven cordobés licenciado en Humanidades y apasionado de la escritura y la lectura.

-¿Cómo se le ocurrió montar una librería en el mercado central junto a puestos de pescado, hortalizas y otros?

-Tras cuatro años trabajando en Londres, en el ramo de hostelería, decidí volver a mi tierra, y en un viaje que realicé a Madrid me surgió la idea visitando el mercado San Fernando en el barrio de Lavapiés. Y, como lo pensé, lo hice. Ahora, en este mes de septiembre, se han cumplido cuatro años desde que me instalé aquí y estoy muy contento.

-Recuerdo que antes comenzó con la originalidad de vender libros al peso.

-Efectivamente, eso hacía al principio y me iba muy bien, pero hace poco he eliminado ese sistema y ahora lo que hago es vender los libros muy baratos. No leer un libro ya no tiene excusa, pues tengo libros desde tres euros.

-¿Sobre qué temas se inclinan más los clientes?

-Los libros que más se venden son los que tratan sobre arte e historia. También se venden mucho los de tema taurino.

-¿Cuántos libros tiene en la trastienda?

-Aproximadamente, tengo unos 20.000.

-¿Y cuál es la ‘joya de la corona’?

-El original de Notas cordobesas de Ricardo de Montis, muy bien conservado, también el original de Historia de Andalucía de Guichot, que data del siglo XIX, y los tomos de la época de cuando las Cortes redactaron en Cádiz la Constitución de 1812. También tengo textos de propaganda nazi.

-¿Compra libros todos los días?

-Entran más libros de los que salen. Compro los que están bien cuidados y tratan temas interesantes. Pero ofertas de compras tengo a diario.

-¿Qué tipo de clientes tiene?

-Afortunadamente muy variados. Vienen padres con sus niños y los críos eligen los libros que quieren leer. Es bueno que los niños comiencen a familiarizarse con los libros y cultiven el hábito de leer. Igualmente hay jóvenes que son clientes asiduos y eso me alegra mucho. Leer es sano y reconfortante. Además, hay que leer a cualquier edad, tengo una clienta de más de 90 años que viene todas las semanas a ver qué libros han entrado. Mucha gente dice públicamente que se lee poco, y yo les preguntaría: ¿y usted lee?

-¿Es rentable este negocio?

-Yo estoy contento. Me gusta el trato con el público y, aunque da para ir tirando, la venta de libros de tantos y diversos temas me permite tratar a infinidad de personas, incluso extranjeras, que se acercan por aquí. Tenga en cuenta que este negocio está abierto solo por la mañana y cuatro horas. Estoy en un enclave de lujo condicionado por el horario del mercado.