Cuando dice, cuando calla. Igual la veo el jueves que viene, que aquí tengo la llamada. En el día de las Españas, día 12 de octubre, ya saben, en el Palacio de Oriente. Igual acudo; a ver si me da tiempo a que el sastre dé arreglo y me ponga actual aquel viejo traje de azul marino que me hizo el que fue el sastre del rey hace tanto tiempo, que casi ya no me acordaba. Lleva chaleco, y las solapas muy anchas, igual que los pantalones.

Les representaré dignamente, no se preocupen cordobeses de mi cuerpo y de mi alma.

Y por lo demás, ya lo saben. Antonio Carmona mejora dentro de su gravedad. Es muy buen artista, es también muy buena gente. Un jamacuco de pronto. De la familia Habichuela; se curará si Dios quiere.

Porque lo que hay que saber es esto: no dar puntada sin hilo. Como Chenoa, que parece que siempre está como de paso, y es sabia y linda, y además es resultona, por la que no pasan los años, y que además, lo que quiere guarda. No solo no da puntada sin hilo, sino que además lo borda. El chiste es que el día de la cobra, lo que le dijo a David Bisbal. o quizá era al revés, fue:

-No, lo que decían, ya sabes que te quise mucho. No, le dijo parece ser, «tranquilo que no pasa nada».

Aunque se le ponen frases, las que quieras, por ejemplo.

-Podemos vernos en Córdoba, no tiene mas que avisarme, amor.

Porque Córdoba es eso, ciudad del amor sin dudas, porque pasa de la flor a la poesía, al amor, como si nada porque forma parte de su sangre, de su tuétano.

En fin. Tenemos muchas más cosas. Por ejemplo, como tengo que hablar de todo, reunir los cinco sentidos pues que se nos va de la tarde Kiko Matamoros, que se ha hecho el imprescindible. La gente por lo general prefiere verlo en la reunión de las cinco por salir de la política, que aunque duele tanto cansa.

Y es que es eso, no hay que dar puntada sin hilo, porque uno puede pincharse un dedo… Gota de sangre en la mano de la abuela cuando cosía, zurcía, remendaba…

Me esté saliendo otra vez en verso, será por la Cosmopoética. Joaquín Pérez Azaústre, que leo que se pasa al cine. Era cine puro lo que había porque domaba la imagen, la metáfora y la palabra.

Me contaron hace unos días que el paisano Antonio Vázquez, que fue presidente, y bueno, de Iberia, en cuanto puede en las fiestas se pone de pie y canta, como cantaba Pedro Lavirgen, al que recuerdo tanto.

Se lleva el caqui en la ropa, también en el postre, y dicen que igual se le ve en la calle, pero no hay que dar puntada sin hilo. Por eso, Elsa Pataki, con su lunar en la cara, dice que se cuida mucho, porque a su esposo de Australia le encanta verle el culito de esa forma respingada.

Reaparece Charo Reina. Veo en el AVE a Patricia Rato, que está más guapa que nunca. Les doy mi palabra. La recuerdo junto su ex Espartaco en Sierra Morena, en ese cortijo de Córdoba donde el torero cazaba.

Habló el Rey Don Felipe, el rey de España. ¡Cómo envejece la patria! No le sobró en el discurso ni una sola palabra.

Y una buena, buenísima noticia. Me da el pálpito, con acento en la ‘a’, de que Chiquito de la Calzada vuelve al patio, que buena falta que hace. No sé a él, pero a nosotros nos hace falta, bastante falta. Y le recuerdo en el AVE junto a Paquita, la cordobesa, que era su cuerpo y su alma.