Desde la antigua Grecia se lleva dando formas imposibles a la cerámica. Muchísimos años después, el barro continua evolucionando, y con ello la savia nueva de jóvenes que miran al futuro. Luis Torres (29 años), traductor intérprete y con formación profesional en cerámica artística, es la segunda generación de alfareros en su familia. Su forma de trabajar es especial, ya que Bowtery, su negocio de pajaritas de cerámica iniciado en febrero, está inspirado en el entorno de la Campiña Sur. Sus inicios son sencillos y obedecen a una razón práctica. «Surgió porque se están casando todos mis amigos y pensé en hacerme yo mis propias pajaritas», comenta Luis mientras prepara los utensilios.

Reconoce que pasar los veranos de la infancia ayudando a su padre hizo que no viera con buenos ojos el mundo de la alfarería. Pero «comenzó a trabajar con el gres y empezó a gustarme», dice. Bowtery es un juego de palabras entre pajarita y cerámica en inglés. Sus 15 modelos son edición limitada, pues solamente fabrica 100 unidades de cada una. Su precio, de 70 euros, se ve compensado con su originalidad y delicadeza. Su peso es de 40 gramos (hay quien imagin que pueden ser un producto pesado). Agosto, Mayo (en honor al mes festivo cordobés) y Campiña son algunos de sus modelos, en los que invierte dos horas de trabajo por unidad. «Me hago mi propio barro y marco las dimensiones, hago el lazo y ahí le doy la forma». Cada pajarita lleva una textura distinta, y tras dos cocciones a 1.200 grados logra la resistencia necesaria.

Apenas lleva unas 30 unidades vendidas, aunque reconoce el carácter de coleccionista del comprador. En tienda física, de momento, solamente se puede adquirir en su taller de La Rambla, y hasta ayer se podían adquirir en el Museo de la Cerámica de la localidad, pero a través de www.bowtery.com y de sus redes sociales realiza envíos a cualquier parte del mundo. «Me gustaría colocarla en showrooms y en museos», admite Luis. Su producto ya ha traspasado fronteras, hasta llegar a Polonia. El diputado en el Congreso Antonio Hurtado fue el primero en adquirir un artículo de Bowtery y el cantaor El niño de Elche también pasea sus pajaritas. «Hace poco, me encargó una pareja de novios un pedido para su boda, y que piensen en ti para esa fecha es un orgullo». Sin tapujos, afirma que en este proceso de rodaje le hace ilusión que cualquiera la adquiera y su estrategia de márketing irá dirigida a moverla entre personajes como influencers, para así darla a conocer.

Ante la competencia del mercado chino se muestra firme. «No me preocupa por el hecho de que si de verdad es artesanía no hay competencia desleal, sino sana». La tradición alfarera se une a la modernidad, para asegurar el futuro de una profesión milenaria. Recoger en un objeto de vestir historia, elegancia y autenticidad no está al alcance de todos, y en Córdoba tenemos el privilegio.