En el viejo caserón del hospital del Cardenal Salazar, sede de la Facultad de Filosofía y Letras, en el que durante 40 años ha pasado la mayor parte de su vida, como docente, investigador y gestor universitario, el profesor Enrique Aguilar Gavilán recibió ayer un emocionado y cálido homenaje, tras su jubilación, por parte de profesores, familiares y amigos, en el que no faltó el rector, José Carlos Gómez Villamandos, y parte de su equipo de gobierno; el presidente del Consejo Social, Francisco Luis Córdoba, el exrector Eugenio Domínguez, y el director de la Real Academia de Córdoba, José Cosano. Tras el acto académico, en una comida en el Círculo de la Amistad, ya mucho más personal, los asistentes le hicieron un regalo y le demostraron su cariño y amistad.

Enrique Aguilar, que padece ELA desde hace casi tres años, y fue Cordobés del Año 2016, en el apartado de Valores Sociales, manifestó, emocionado, que «la Universidad de Córdoba me ha dado lo que yo más podría soñar: ser profesor universitario, formarme en ella y ver a alumnos míos ya como profesores». Agradeció a la Universidad que le haya facilitado la docencia hasta el último día, colocando rampas y adaptando las instalaciones a sus dificultades físicas, y tuvo palabras de gratitud para su familia, en especial su esposa, la también profesora y doctora María José Porro, sus dos hijas y hermanos. Enrique Aguilar repasó su vida en la UCO desde que entró en la Facultad de Filosofía como alumno en octubre de 1971, siendo su primer profesor Feliciado Delgado. Un lugar que consideró «un apéndice de mi casa», en cuyo despacho «trabajaba, estudiaba, escribía, pensaba y lloraba». Igualmente se refirió a su trabajo al frente de la Cátedra Intergeneracional, «mi gran proyecto y actualmente uno de los referentes de la Universidad de Córdoba», o a su labor como secretario general de la Universidad entre el 2002 y el 2006, bajo el mandato del rector Eugenio Domínguez.

El rector, José Carlos Gómez Villamandos, calificó al profesor de Historia Contemporánea como «un claro referente» en la Universidad, que ha conectado la UCO con la sociedad cordobesa, así como una persona «enormemente coherente, a la que todo el mundo respeta». Resaltó también «su sentido de pertenencia a la universidad de Córdoba» y su calidez humana. La directora del Departamento de Historia Moderna, Contemporánea y de América de la UCO, Soledad Gómez Navarro, glosó la figura del profesor Aguilar Gavilán, al que conoce desde hace 40 años, destacando su labor como maestro, como profesor universitario, y en la gestión, y concluyó que es «el universitario con letras mayúsculas», pero además «un profesor con clara conciencia social». Soledad Gómez señaló que su maestro y compañero en el departamento es «un corredor de fondo, un luchador nato, que no ha querido rendirse en los últimos tiempos», desde que padece la enfermedad que lo postra en una silla..

También le dirigió unas palabras uno de sus alumnos, Rafael Castejón Marín. «Gracias, maestro», le dijo, y le mostró su gratitud «por ser el primero en darme la oportunidad de ser docente». El decano de la Facultad de Filosofía y Letras, Ricardo Córdoba de la Llave, anfitrión del acto, organizado por sus compañeros del Departamento de Historia Moderna, lo consideró «un trabajador infatigable» con el que la «UCO y la ciencia histórica tienen contraída una deuda impagable», lo mismo que con la sociedad cordobesa.