-La desaparición de Teresa Mendieta marca la vida de Phillippe, un maestro de esgrima que se dedica a buscarla.

</b>-No sabemos quién es Phillipe hasta la mitad de la novela. Porque en la primera página ha aparecido, pero esa primera página la hemos olvidado, nos hemos metido en el fragor de la historia y la hemos olvidado. Y a mitad de la novela ha dado un vuelco todo y entonces decimos: «Ah, claro, este hombre».

<b>-De su novela destaca a una protagonista, Teresa Mendieta. Los demás son personajes secundarios.

</b>-Sí. Los personajes secundarios son como los actores secundarios. Con un buen papel, un secundario se come al protagonista. Todos estos personajes secundarios tienen mucha, mucha fuerza. Pero es que son el reflejo de Teresa. La engrandecen, la componen.

<b>-Es decir, estos personajes secundarios ayudan a construir a Teresa, crece en la voz de los otros.</b>

-Así es. Recomponen los trozos y nos dan otra imagen. Pero hay otra protagonista, que es coprotagonista, que es Elizabeth. Entonces son dos mujeres en una misma novela.

<b>SEnD</b>Introduce en el libro un recurso muy visual como es un espejo roto. Dice usted que piensa en imágenes.

-Yo, sí. Yo, antes de ponerle palabras a las escenas, primero las veo. Supongo que estamos todos muy contaminados por el tema del cine y de la televisión, pero es que el medio audiovisual es consustancial a nosotros. Hemos crecido con eso.

<b>-La novela se desarrolla en varios escenarios que usted ha vivido. Una parte transcurre en su ciudad natal, en la misma Bizkaia.</b>

-Hay una parte que transcurre en Bilbao y en Eurdaibai, la reserva de la biosfera que componen las rías de Guernica. Y la otra parte es la Costa Brava. Son dos mares distintos y yo a veces me pregunto cómo la misma palabra puede nombrar cosas tan diferentes. Por qué se llaman Mar las dos si son lo opuesto completamente.

<b>SEnD</b>Dice su editora, Silva Querini, que esta es su obra más madura.

-Sí, está diciendo todo el mundo que es mi mejor novela. Para mí, es fácil, porque la mejor es siempre la última. Pero dejaremos que pase el tiempo y que sean los lectores los que opinen.

<b>-A Teresa y a Elizabeth las separan cien años. Dos mujeres mudas. Elizabeth carece de voz real y Teresa no tiene voz emocional.</b>

-Así es. Elizabeth, que es muda, sin embargo consigue comunicarnos y contarnos todo lo que piensa, lo que le sucede, lo que cree. Y Teresa, que no tiene ningún impedimento respecto a la voz, sin embargo está tan contenida y está tan confusa que necesitamos la voz de los otros para comprenderla.

<b>SEnD</b>Durante mucho tiempo sintió la fascinación por escribir una novela en la que el protagonista muriera al principio y la historia siguiera sin él. ¿Por qué?

-Al principio, al principio, exactamente no. Morir al principio es como que la novela sea otra. Pero que de repente, cuando tú te has familiarizado con un personaje y lo ves como el protagonista absoluto de la historia, desaparezca, te haces varias preguntas. Una es cómo nos recomponen los otros cuando no estamos. Qué hueco dejamos. Quiénes somos cuando ya no tenemos presencia física. Digo desaparecido y que no necesariamente muriera sino que ya simplemente no está. Quienes somos en boca de los demás.

<b>-Dice usted: «Las palabras entorpecen el sonido de la vida». ¿Mejor nos callamos y dejamos la entrevista aquí?

</b>-No, callarse nunca. Ni debajo del agua. Tenemos que manifestarnos, tenemos que opinar y tenemos que dejarnos oír. Y, a veces, cuanto más alto mejor.H