Se nos fue, adiós Arturo, viejo amigo adiós. Aquel inolvidable, irrepetible, Arturo Fernández, que siempre me decía lo mismo cuando escribíamos sus memorias, que por entonces yo ya estaba haciendo el perol.

-No sabes la alegría que me da comer el salmorejo, pero en Córdoba, y además, mira lo que te digo, no sabes cuánto saben de teatro los cordobeses. Y ese paseo por la Judería a primera hora…

Como digo, y no es por rizar el rizo de la actualidad, aquel joven de noventa primaveras que se nos acaba de ir, todos los años y a ser posible, hacía una visita a Córdoba…

Y vamos a ver, porque historias no nos faltan. Por ejemplo, esta noticia de moda: se van a llevar mucho este verano los lunares. En los bikinis, en los trikinis, en los calcetines incluso, aunque ahora es lo mas in no llevarlos, como siempre hacia aquel gigante inolvidable, que se llamaba, mi viejo amigo, que me voy quedando solo, como un olivo asfixiado dentro de un bosque de olivos quemados, que se llamó Miguel de la Cuadra Salcedo, aquel que un día me dijo:

-¿Sabes el libro que tenías que escribir, a ti que tanto le gustan las crónicas? Pues, además de ese que tienes en marcha, con los caballos de América, que sin ellos no habría sido posible hacer el descubrimiento, y mucho menos la conquista, y donde había tantos caballos cordobeses, pues además de ese, deberías escribir la crónica de las crónicas de Sierra Morena.

Verdad, y muchos apuntes tengo. Por eso, cuando veo otra vez, que he vuelto a verla, El faro de las orcas, de nuestro Gerardo Olivares, me gustaría volver a proponerle, aunque nunca me responde, que siempre está de la ceca a la meca, lo del viejo periodista que iba recorriendo Sierra Morena recogiendo las últimas historias de aquellos que las contaban…

Y luego, pues mucho más Finito, que va a torear a Bilbao. Leo y veo sobrecogido en la historia del último incendio cercano a Madrid, cuando llega al Valle del Tietar, donde aquel loco genial y maravilloso que fue Aurelio Teno colocó, junto al molino estudio, aquel piano, encima de una gran piedra, y él abajo, que va y me dice con su cabeza de dios romano:

-Pues ahí lo tienes, para que solo lo toque el viento.

Pertenece a la galería de los grandes cordobeses. Como Olga Pericet, la gran bailarina, bailaora cordobesa, que ha tenido y tiene un gran éxito en el Festival de Danza de Granada.

Por lo visto, según leo, están buscando un sitio donde colocar una escultura en homenaje a Chiquito de la Calzada. Vale, les voy a dar una idea: ¿por qué no hacerlo en El Brillante, de donde era Paquita, su esposa? Recuerdo el día en que el genial Chiquito me dijo en el AVE:

-Sin Paquita la cordobesa no sé lo que habría sido de mí. Sin ella sería un don nadie, muy poca cosa.

Y ella sonreía a su lado y se tomaban de la mano, y veíamos pasar el paisaje, primero de olivos, luego de encinas, para llegar a las viñas y después, los ladrillos…

El paisaje. Que miren por donde, es verdad aquello que dijo mi buen amigo Hemingway, mi maestro, al que solo di un día la mano en el despacho de Emilio Romero, cuando recogíamos el premio que llevaba su nombre, el de la barba blanca.

-El avión está terminando con el paisaje para los enviados especiales.

Y yo le añadí, le gustó:

-Ahora ya son enviados espaciales.

Jugar a las palabras, cuánto me gusta, cordobeses.

Recibo un llamamiento que me habla de mi buen amigo Mariano Aguayo, del que no sé desde hace tanto tiempo. Ya conoce su hijo mi e-mail. Dime lo que tengo que hacer, que estoy a tus órdenes, mi viejo amigo de siempre, no solo cazador de montería, sino también de dibujos, maestro académico de la naturaleza, además de la Academia de las Buenas Letras.

Y no saben lo que me gusta que Eva Ruiz, mi Eva del alma, sustituya unos programas a María del Monte, por más que digan que eso no es Andalucía... ¿Que la copla no es el sur? ¡Qué cosas dice la gente! Por lo demás, ya lo saben: lunares hasta en la sopa.

¿Saben cómo le decía un amigo mío a Jesús Quintero? El choco de la coquina. Porque es de Huelva, aunque siempre que se pierde viene por Córdoba. De Quintero les cuento que igual vuelve en septiembre con lo nuevo de la tele, o quizá incluso de la radio.

Y si no lo digo, reviento. Que me gusta mucho ver a nuestro casi cordobés Manuel Pimentel haciendo ese programa en La 2 donde busca la vieja historia de España.

Córdoba, siempre, pasado presente y futuro. Los lunares de la historia y esa leyenda que dice, aunque no siempre es verdad, que mujer alunarada, dama afortunada.