Ángela Ponce, la espectacular Miss Universo, que saltó a la palestra por ser la primera mujer trans en hacerse con el título el año pasado, estará mañana sábado en el centro social Rey Heredia de Córdoba para reunirse con otras personas transexuales y ayudar a normalizar la diversidad sexual.

-¿Cuándo oyó por primera vez la palabra transexual?

-Tendría doce o trece años, lo oí en la tele, en un documental, y aunque estaba centrado en la prostitución, en la noche, que es siempre la parte más mediática, me sentí identificada porque esas chicas contaban una realidad que era la mía y vi que había más personas como yo, que lo que sentía y pensaba era posible.

-Usted ha dicho que sus padres la han apoyado mucho. ¿Cómo lo hicieron?

-Tu identidad sexual es algo que viene contigo, en tu forma de caminar, de expresarte. El problema se da si te toca vivir con una familia que no lo acepta porque, conforme te intentan corregir, asocias tu forma de ser a algo malo. Yo no he vivido eso, yo jugaba con muñecas, tenía amigas, me compraba cosas «de niñas». Mis padres me ayudaron dejándome fluir, dejando que me expresara.

-A los 16 años, empezó a hormonarse. ¿Cómo dio el paso?

-Una amiga mía estudiaba fuera y un día vino y me dijo que en su clase había una chica trans que se estaba hormonando. Yo le pedí el teléfono para informarme y después hablé con mis padres y ellos me acompañaron.

-¿En algún momento se sintió sola?

-Sola no porque he tenido mucho apoyo, pero sí incomprendida porque, por mucho que yo quisiera, no tenía una amiga que hubiera pasado por lo mismo que yo, alguien que se pudiera poner en mis zapatos. Y luego está la desinformación. En el colegio te enseñan a leer, a sumar, a restar, pero no a entender la diversidad del ser humano. Si mis compañeros hubieran tenido información, igual habrían podido empatizar un poco más conmigo y se habría evitado mucho buylling que nace de los prejuicios y de la desinformación.

-¿Qué echó en falta en la escuela?

-Que igual que se hablaba de que hay que usar preservativo para evitar embarazos y enfermedades de transmisión sexual, se hablara de la realidad de la vida y la realidad es que no hay una sola realidad, sino muchas realidades. Cuando hablo con una mujer y le digo «yo soy una mujer trans y ¿tú?», no saben decirme que es cisgénero porque la gente no distingue entre orientación e identidad sexual. Educar desde pequeños en la diversidad acabaría con la discriminación, ahorraría mucho sufrimiento y haría que hubiera adultos con más valores.

-¿No se cansa de hablar siempre de su transexualidad?

-Claro que es cansino, pero yo no voy a dejar de hacerlo. Allá donde esté, siempre que me den la oportunidad de ser la voz de la realidad de las personas trans, lo haré porque siempre habrá alguien nuevo que me oiga.

-¿Ha sentido más rechazo de hombres o de mujeres?

-De chicos gays y de mujeres cis.

-¿Por qué le gusta tanto la moda?

-En cierta forma, por esa necesidad de demostrar al mundo. Durante mucho tiempo, me dijeron que no era una mujer de verdad, que no era bastante femenina o guapa. La moda me ha permitido demostrar que puedo ser la más bella, la que mejor anda, ha sido una forma de reivindicación. Cuando conseguí ser Miss Universo sentí que, después de lo que había llorado, corrido, luchado, por fin lo había conseguido.

-¿Cuál es su sueño ahora?

-Seguir creciendo, que no me falte el trabajo, tener salud y probar otros ámbitos como la interpretación.