Novelista, editor y ‘youtuber’ (Madrid, 1987), cuenta en su canal con más de 200.000 seguidores. ‘Prohibido creer en historias de amor’ es su última novela.

-Prohibido creer en historias de amor. ¿Así adviertes o seduces a los jóvenes con este título?

-Yo creo que se deduzco con esta idea. Al final, este título hace referencia a uno de los protagonistas, Aitor, que lo ha pasado tan mal, que ha decidido, pues, dejar de querer. Y yo no concibo un día sin querer a alguien: familiar, amigo, lo que sea...

-Atendiendo a este mismo enunciado, ¿tantos damnificados deja esta enfermedad a la que llamamos amor?

Yo creo que salva más vidas que las que destruye. Lo que pasa es que tenemos que saber utilizarlo.

-Leo en la contraportada del libro que, cuando tienes 17 años y toda tu vida en YouTube, llega un momento en el que no sabes quién eres. ¿Así andan los jóvenes?

-No. Los jóvenes no andan más perdidos que lo perdidos que estaban antes. Es verdad que el problema es que antes estábamos perdidos por nuestra cuenta y ahora es mucho más fácil dejarlo en evidencia a través de las redes sociales y de YouTube. Y tenemos que recordar que nosotros somos nosotros por nosotros mismos y no por lo que piensen los demás.

-Eso es lo que le ocurre a Cali. La familia tiene un canal con dos millones de seguidores y su novio es el youtuber más conocido del momento.

-Sí. La idea del personaje de Cali me parece muy interesante, porque es una chica que ha olvidado lo que es tener intimidad, y lo valora mucho. Y el hecho de que hasta su historia de amor esté condicionada por lo que piensan los demás, es muy preocupante. Y la idea de que viva en una familia en que todos son youtubers es más divertido porque los padres son quienes le insisten en ser así. Al contrario de lo que suele ser habitual.

-Como decías, ¿se puede vivir como tu personaje, sin un momento de privacidad?

-No. No siendo feliz, no analizando el mundo, no sin perderte por el camino.

-Tu otro personaje, Héctor, vive en una residencia y lucha por averiguar de dónde proviene.

-Bueno, el personaje de Héctor sale de contraposición a Cali y es una persona que demuestra que sin redes sociales, que sin Internet, que sin Youtube, también se puede tener una vida, que puede ser maravillosa y, de hecho, hay gente que envidia el ser invisible.

-Dices que ser youtuber no sólo es cuestión de grabarse, sino que supone venderse constantemente. Es decir, requiere mucha dedicación.

-Requiere mucha dedicación y mucha honestidad para que tú también estés cómodo con ella. A veces, la honestidad rivaliza con el hecho de hacerte famoso o no, pero yo creo que al final del día compensa más ser tú mismo.

-En esta actitud del youtuber hay realismo y sinceridad, pero para ti también hay mucho de show business.

-Sí, por supuesto. El espectáculo es lo que tiene. Eres tú pero también eres quien otros quieren que seas. Entonces hay que saber medir hasta qué punto quieres dejar de ser tú mismo.

-¿Hay también en el youtuber algo de dependencia y de exhibicionismo?

-Hay, en parte, una dependencia del público obviamente, porque si tú cuelgas tus vídeos es porque quieres que te vean. Y de exhibicionismo, depende de cada uno de los canales y de lo que hagas. Hay mucha variedad.

Los influencers sufren presión social. De hecho, la novela la has escrito desde experiencias personales, a veces magnificadas. ¿Cómo se lleva o se siente esa presión?

-Se lleva bien si estás rodeado por gente que te quiere y que te conoce a nivel cercano, porque consigues poner en perspectiva todo.