Centenares de personas recibieron ayer a la Virgen de Luna a su llegada a Pozoblanco desafiando las bajas temperaturas que protagonizaron toda la jornada. Y fue precisamente cuando la Virgen divisaba el Arroyo Hondo, la entrada a la localidad, cuando aparecieron los primeros copos de nieve del día dando por buenos los pronósticos de la Agencia Estatal de Meteorología, que había anunciado lluvia y nieve durante todo el domingo. La mañana en el santuario de la Jara alternó nubes y claros y el sol salió en el camino de regreso, para de nuevo las nubes volver a cubrir el cielo, lo que llevó a los responsables de la cofradía a tapar con un plástico la imagen en previsión de lo que más tarde ocurrió. Unos primeros copos que fueron arreciando conforme la Virgen recorría las calles del municipio, que provocaron que se suspendiera alguna de las descargas de los hermanos cofrades como la que es tradicional en El Cerro. Sin embargo, el ceremonial discurrió como estaba previsto, la entrega de las llaves de los santuarios de Pozoblanco y Villanueva de Córdoba por parte del párroco de la iglesia de Santa Catalina y capellán de la cofradía, José María Gónzalez, y el bastón de alcaldesa perpetua de manos del alcalde, Santiago Cabello.

La imagen entró en la iglesia de Santa Catalina en torno a las siete y media de la tarde en medio de una función de fuegos artificiales. Allí permanecerá hasta el 20 de mayo, cuando de nuevo vuelva a su santuario.

Este año, la Virgen ha lucido diversos estrenos, regalos de varias devotas, como el manto con el que fue vestida durante toda la jornada, o un fajín bordado de pedrería.

Por otro lado, la cofradía de Pozoblanco recibió como invitados a una representación de la cofradía de Escacena del Campo (Huelva), con la que comparten advocación.

Hoy es fiesta local en Pozoblanco y, si la climatología no lo impide, la imagen saldrá en procesión. A partir de las once menos cuarto de la mañana, la Virgen recorrerá varias calles de la localidad.