Sobre las diez menos cuarto los asistentes empiezan a agolparse en la cola, que queda ordenada por el camino que marcan las vallas hasta la taquilla. Un largo recorrido de piedra rojiza con palmeras a los lados guía a los espectadores hacia el escenario, situado en un anfiteatro escondido tras el edificio de la cafetería. Frente al decorado, varios asientos y parte del césped, donde la temperatura disminuye notablemente, empiezan a ocuparse mientras que los más tardíos acuden a por algo de beber que les refresque la velada. Sobre las 22:15 empieza el concierto, la cantante va creando un discurso con sus temas, combinando canciones propias con versiones muy conocidas y presentando en mitad de Fly me to the moon al resto de la banda. El público, que al principio se muestra algo tímido, va entrando poco a poco en una conversación con el grupo: palmas, algún aleteo de brazos y, por supuesto, aplausos tras cada canción. Tras algo más de una hora y cuarto, con bises incluidos, la música se despide, el público se acerca a saludar a los artistas o aprovecha la belleza del enclave por un poco más de tiempo, y conforme se adentra la noche el jardín va quedando más tranquilo, más vacío. Así se desarrollan las noches de Raíces en el Jardín

Agosto en Córdoba es sinónimo de calles desiertas y canto de chicharras, los pocos habitantes que quedan en la ciudad huyen durante el día del caluroso sol, pero al caer la noche, muchos, salen en busca de algún plan nocturno que les permita disfrutar con algo de «fresco». De eso trata Raíces en el Jardín la iniciativa que celebra el Real Jardín Botánico de Córdoba desde hace trece años durante los meses de verano, tratando de ofrecer un plan diferente y de apostar por la cultura cordobesa. Esta edición 2017 realiza actuaciones de varios tipos divididas en tres días: conciertos de alumnos de la escuela de músicos El Gato, actuaciones familiares lo miércoles y conciertos de grupos consolidados los jueves. Las entradas tienen precios de tres euros para los adultos y un euro y medio para niños, estudiantes y pensionistas.

Cuentan con una capacidad de aforo de 400 personas, aunque usualmente acuden alrededor de 100, número suficiente para notar el calor de los espectadores. La mayoría de ellos coincide en que esta iniciativa les parece algo muy necesario. «El verano en la ciudad es algo bastante complicado y esto permite que haya la posibilidad de realizar actividades de ocio por las noches y estar a gusto», dicen tanto Paula, como Lola dos amigas de mediana edad. Por otro lado, Juan y Carlos, dos chicos de 22 años dicen que «bandas noveles de la ciudad o por bandas que se están consolidando poco a poco tienen una gran oportunidad porque el escenario es un lugar incomparable para tocar y a partir de ahí la gente puede ver la calidad musical que hay en la ciudad y seguir así a grupos locales».

Entre los artistas asistentes se encuentra Ariza o Delicatessen (ganador de la edición del año 2015 del concurso Dinamomusic), entre otros muchos grandes profesionales. Gloria, la cantante de Ariza, ha expresado su alegría porque «las oportunidades que hoy en día se dan a la música original son bienvenidas, ya que últimamente en muchos sitios ya estamos un poco saturados de lo que son versiones, entonces es de agradecer que sitios como el Jardín Botánico, un entorno privilegiado acoja este acontecimiento y que permita a todo tipo de públicos la asistencia».