Su inicio en el arte viene de la mano de su madre, que es pintora realista, y gracias a eso empezó a practicar. Aunque ha probado casi todas las ramas artísticas, reconoce que él es pintor: «No me considero escultor, ni poeta; aunque haya hecho muchísimas cosas en muchos países, me quedo con la pintura».

-¿Artista se nace o se hace?

-Estoy plenamente convencido de que el artista no se puede hacer, es imposible. Se puede desarrollar pero ese don, en mayor o menor grado, se nace con él.

-¿Ha tocado muchos ámbitos dentro del arte, ¿con qué se queda de cada uno de ellos?

-Mi virtud es que he podido trabajar en la rama de las artes que he querido cuando he querido, he tenido ese privilegio. De la música me quedo con ese proceso de enseñanza. De la poesía, con el sentimiento del momento, lo que ha sido poder sacar a la luz cosas que quizá con la pintura no podía. Respecto a pintura y escultura, que puedo ir variando cuando quiero. En definitiva, lo importante es la inspiración que te provoca cada cosa.

-¿Por qué se queda con la pintura?

-He estado mucho tiempo metido en la música, pero no me llenaba del todo. Al empezar con la pintura sí sentía que me llenaba, sobre todo que era algo que podía manejar por mí mismo, algo que tenía que elaborar yo. Quizá me quedo con la pintura porque es lo que más me llena, es como una fuga.

-¿Recuerda su primera obra? ¿Qué expresaba?

-Sí la recuerdo, mi primera obra era bastante mala. Fue una casa estilo naíf, una obra enorme para empezar. Esa fue la seleccionada en uno de los certámenes de Cajasur para la exposición. Empecé con realismo y naíf, pero lo mío es la abstracción.

-¿Dónde nace su inspiración?

-Tuve claro que tenía que desarrollar algo totalmente diferente, entonces, una vez que llegué a mi línea ya me puse a ver, estudiar o a comprobar a otros autores. Lo más para mí es Tapies, Chillida y Lita Cabellut.

-¿Qué hecho de su carrera le ha marcado más?

-El momento en el que pensé «aquí sí» fue en Argentina, cuando me dieron varios premios seguidos, uno de ellos en el Museo Sempere de Buenos Aires, en definitiva el reconocimiento de mi obra.

-¿Cuál ha sido su mayor logro?

-Que gente mejor que yo me valore tanto. Todos esos reconocimientos, sobre todo los importantes que he ido adquiriendo, a nivel de crítico de arte también, y que en París me eligieran como crítico internacional.

-Sus pinturas son muy peculiares, ¿cómo define su estilo?

-Siempre he estado muy obsesionado por expresar lo máximo con lo minimo, o sea, el concepto total de minimalismo. Entonces mi pintura refleja eso, es un abstracción puramente minimalista a la que he añadido, en ciertas obras, los colores.

-¿Qué pretende transmitir con su pintura?

-Para contemplar la obra simplemente tiene uno que ver si le llena o no, igual que le llena una música u otra o unos deportes u otros. Es simplemente lo que le llegue al alma a cada persona, no pretendo más.

-¿Cuál es tu libro favorito?

-Mis favoritos son clásicos poéticos casi obligados. De mis libros, hay dos de los que estoy especialmente orgulloso y son los que más trascendencia han tenido. En cuanto al arte, mi libro Críticas de arte es un compendio de críticas que he realizado o me han encargado varios artistas a nivel mundial, algunos muy conocidos. Y respecto a la poética, sin duda alguna, mi libro 81 poemas desmedidos es un libro compendio de cinco libretos anteriores y poesías desarrolladas durante cinco o seis años.

-¿Qué tiene ahora y para el futuro entre manos?

-Ahora están desarrollando un trabajo en Suiza donde mandé hace poco casi una treintena de obras para ser expuestas en distintos sitios. También voy a exponer próximamente en el Museo de Arte Contemporáneo de Luila en Colombia.