Flipar es el verbo de moda. O sea, como este perol superviviente de tantos naufragios, la mayor parte míos, que para eso soy patrón mayor de la cofradía de náufragos y navegantes, con sede en Asturias, que me tira tanto. Me debo a la memoria claro, eso siempre, porque la memoria es mi presente como lo es mi pasado. Pero siempre debe tener, o por lo menos casi siempre, una gota, siquiera una gota mercurial de eso que se llama actualidad. Por eso a veces busco en la calle, más que en mis viejas notas sueltas, lo que se habla en la calle, la palabra más usada. Al fin y al cabo, de lo que más se dice, lo que más se cuenta, se nutre este perol de tantos caldos robados, de tantas palabras sueltas, mal usadas y bien usadas, como es por ejemplo el verbo más escuchado. Por eso lo de hoy en el titular.

¿Y qué me cuentas paisano?

-Pues ya me ves compañero, aquí flipando.

Debía acudir al diccionario que conmigo habita aquí a mi lado, pero me basta con escuchar la voz de la calle, la de las cuatro esquinas, en la radio, en la tele, en el papel inolvidable, en eso que ahora se llama los medios, las redes sociales, que a veces son tan suciales. Y flipar es el verbo, asombrarte por casi todo, admirar la vida que pasa, al fin y al cabo, yo diría, que vivir, sobrevivir, convivir. Un como ¡si yo dijera de verdad lo que quisiera decirte! Que no es el título de una nueva copla del programa de sevillanas de María del Monte, que a mí me gusta tanto, en Canal Sur, donde por unas semanas ha vuelto, y bien respetuoso y popular, nuestro Rafael Cremades, del que les ruego busquen una foto suya, para ilustrar nuestra página del domingo.

Eso sí, flipar es también como una manera de existir, de aquí me las den todas, de qué le vamos a hacer. Menos mal que siempre hay cosas que contar y que tengan nuestro acento. Por ejemplo, sé de buena tinta que está retratando a nuestra Mercedes Valverde de la que no pasa este otoño que la visite en su torre, de añil y marfil, bueno, pues que la está pintando con un fondo clorofílico, verde que te quiero verde, nuestra pintora montillana.

Como lo de Pepe Navarro, que está vendiendo su casa de Ibiza, formidable, y ganada a pulso, con su propio esqueleto. Sabio de la tele, que va a volver ya mismo y si no, al tiempo. ¡Y vaya casa maestro, con el mar, la mar, al fondo¡ Que no nos falte la playa para hacer torres de arena por poco tiempo que duren. Cada día duran menos. Romy Schneider, ahora actualidad, amarga, como fue su vida, pobre niña bella, a la que conocí cuando hizo Sissi emperatriz, ya llevaba en la ojera la marca de su destino. Gustaba del cante, el baile. Gustaba mucho del sur, pero que se fue de esta vida, y no es por dar noticias tristes, cuando su hijo muere al caerse del balcón, en su casa de París, y cuyo cuerpecito quedó enganchado en una de las lanzas hacia arriba que guardaban el pequeño jardín. La recuerdo mucho, triste y aunque sea una gota de mercurio aquí está, en la crónica de hoy. Como la noticia de ahora mismo, que va y dice que Isabel Pantoja, carcelera, carcelera, siempre en la cárcel de su propia vida, está esperando a ver lo que hacen con la historia de su vida en esa serie que preparan para la televisión. A ver quién es quien hace de Isabel Pantoja… cosa difícil, porque pantojas imitadoras hay muchas, algunas muy buenas, pero lo que es pantojas, como la Pantoja, no hay, ni habrá porque es eso, una superviviente, una presa por propio deseo en la cárcel de Cantora.

Decirles que a Jesulín de Ubrique le gustaría mucho torear, todo hay que hablarlo primero, en la plaza de los Califas, que está pensando en regresar del todo, más aún después de haber tocao pelo en Cuenca.

Siento y quiero escribirlo que hayan retirado de la tele a Inés Ballester, a la que quiero tanto desde siempre. Será fácil sustituirla, que hay muy buenas profesionales, pero, ¿por quién? Amigas y conocidas era un programa sencillo, ameno, a una buena hora para las amas de casa. En fin, lo ha hecho Rosa María Mateo, que es una extraordinaria periodista, y no me gusta que le llamen, como han dicho estos días de atrás, comisaria política. Eran otros tiempos. ¡Ha vivido uno tanto! Y termino, que a veces se me va el santo al cielo. ¡Si vieran en la serie de Lazos de sangre cuánta Córdoba hay dentro! Y es verdad, y no quiero terminar, por encima de la política, sin agradecer de corazón, que nuestra presidenta, Susana Díaz, acudiera la otra noche a ese lugar único, en la Sierra Morena cordobesa, donde se pone en pie cada día mejor y desde hace ya tantos años, Fuenteovejuna con esa frase formidable, necesaria:

-¡Todos a una, todos a una!

Aunque no se diga en voz alta, con que se sienta es bastante.