Arte urbano para algunos, pintadas indeseadas para otros, el grafiti (sí, ya la RAE lo admite con una sofa «f») suele hacerse a escondidas y para disgusto de los propietarios de las paredes o persianas que lo reciben, aunque se dice que en muchos establecimientos prefieren no borrar la pintura, pues los grafiteros respetan los diseños firmados por otros colegas. El cierre de muchos negocios por el estado de alarma pone al descubierto a plena luz del día los grafitis que antes solo podían contemplar los madrugadores o los noctámbulos. Otra imagen del confinamiento.