Podríamos añadirle un suspiro, porque España es un suspiro. ¡Ay! con los suspiros de España. Me los cantaba a mi, al oído en su casa de la calle Madera, que casi cruzaba a la Gran Vía, la grandísima Estrellita Castro cuando escribía sus memorias, hace ya tantos años. Un libro aún no publicado, pero que en un futuro verá la luz.

Mientras tanto, el titular es la frase de moda y este perol se basa en dos sabores: la actualidad, principalmente, y la memoria, que ahora se comenta tanto. Tengo buena memoria, mis leales, y sobre todo la de ayer mismo, que tuve la suerte -de verdad-, de viajar en el mismo tren que la diputada del PSOE por Córdoba, María Jesús Serrano Jiménez. Hablamos poco, pero mucho de Córdoba. El pasado viernes tenía una reunión oficial en la capital de España. Comentamos diversos aspectos de nuestra provincia, como su localidad de procedencia, Baena. Un municipio del que procede también Francisco Ariza, que está cumpliendo años y que además, destacamos que «está más creador que nunca». Todo un maestro, con su barba y su gorrilla a cuadros de maletilla torero, que está haciendo más obras que siempre. Todo un genio.

También hablamos la diputada y este humilde servidor de Manuel Piedrahita, mi compañero y amigo, que siempre que puede hace ese camino del olivo verde a pie como mandan los cánones. Debo reconocer que, a veces, me manda aceite. Pero no un aceite cualquiera: aceite de Baena, que dicen que es el mejor del mundo. No pudimos pasarlo por alto, pero tuvimos que tratar, como no, la política en general, esos suspiros de España.

Por supuesto también nos referimos a Onieva, que tanto ha hecho por su patria chica y que un día me regaló un Fray Leopoldo de Alpendeire del que hay tanta gente devota en Córdoba. En fin, un rato de tren con la diputada María Jesús Serrano en el que pude tener palabras cruzadas, pero también recuerdos, como ese monumento al olivarero a las afueras de Baena, que debía ser monumento nacional.

¡Ay, Córdoba! Esto es lo que hay, muchacha, porque sigues siendo muchacha, de rostro bello y gentil. Córdoba marca, claro que sí, porque te marca, sin duda, sin fecha de caducidad. ¡Ay! Esa vieja casa que se va derrumbando a la salida, o a la entrada de Córdoba cuando se viene o se va en el AVE, entre viejas palmeras, aun con su forma intacta, una parcela gloriosa que se vende.

¡Ay! Si yo tuviera que no tengo, siquiera para aguantar ese viejo palacete que la ruina se va comiendo, como diría Luis Fonsi, despacito. ¡Ay! Si la adelfa no fuera venenosa, se iba a enterar la rosa. Casi me ha salido en verso.

Poyato, de Zuheros, vuelve a mandarme noticias de su museo. Siempre creando gloria de Córdoba.

Insisto, me gusta dar buenas noticias, que las malas ya otros serán los que las dan. Me gusta muchísimo Pasión Vega, cantando lo de París. Es una joya, cantada. Fíjense que hasta me recuerda a Edith Piaf, respetando las distancias, porque yo conocí y entrevisté, en su día, al gorrión de Avignon como la llamaban, humilde y genial al mismo tiempo.

Me han dado aún más buenas noticias, y me he alegrado muchísimo, de ni más ni menos que de Manuel Moreno Maya ‘El Pele’. Ánimo campeón y a ver si nos vemos pronto, que quiero escucharte, pues te siento siempre que puedo, que te tengo en mi profunda memoria. Otra cantante reconocida a nivel internacional es Gloria Estefan. Le han dado, no sé si se lo he dicho ya, la medalla de Bellas Artes. La compositora cubano-estadounidense -nieta de emigrantes asturianos- me gusta, me apasionan sus canciones. Me encanta, como dice la vieja copla.

Y atención, me permito comunicarles, y no es pasión de padre, que actualmente mi hijo Nacho Medina -que ha pasado por Callejeros Viajeros, Callejeros, Frank de la jungla y muchos otros programas de televisión-, trabaja en su serie por el mundo cada miércoles, y en el último (por ahora) se fue a Australia. Tan cerca y tan lejos. Además, está preparando un programa que ya se está emitiendo en Andalucía y como me dijo ayer mismo: «¡Es que está tan cerca Córdoba!».

Muchos recuerdos y añoranzas. Pero es la ley de la sangre, que es imposible de definir, lo que tira.

Por eso que les vengo a decir, aparte de desearles un feliz mes de agosto, que seguiré aquí, a pie de obra, en la última, que me gusta y no saben cuánto, que Córdoba me haga escribir y a veces suspirar al mismo tiempo.

Suspiros de Córdoba. Y esto es lo que hay por hoy mismo y que el domingo próximo, ya en agosto, continuemos haciendo torres de arena en las playas de la actualidad.