La historia del toreo está llena de nombres gloriosos que han prestigiado nuestra ciudad en todas las épocas. Pero no solo en el escalafón superior, los toreros de plata también han sido merecedores de lograr un lugar destacado en la tauromaquia y ver cómo las grandes figuras han disputado sus servicios. Bien sabido es que una buena cuadrilla resulta fundamental por la confianza y seguridad que transmite a su jefe de filas. Pero si en toreros de a pie la nómina cordobesa es inagotable (y sigue), en subalternos de a caballo también ha marcado Córdoba la pauta. Varilargueros poderosos y contundentes han dejado su huella en el toreo. Pero si en el toreo de a pie nunca han faltado vocaciones y aspirantes al triunfo, en cuanto al picador no se prodigan tanto los jóvenes que se sienten atraídos por esta figura tan necesaria e imprescindible como es el varilarguero. Las escuelas taurinas se nutren de chavales que sueñan con ser toreros de a pie, pero ninguno (que sepamos y nos conste) desea hacerse piquero. Sin embargo, en Córdoba hay una excepción a tener muy en cuenta, el cordobés Manuel Jesús González, Zapata, es el único joven que desea con anhelo labrarse su futuro como picador de toros.

-¿Puede ser usted el único y último picador que haya ahora en Córdoba?

-De los que están aprendiendo, seguro. No conozco a nadie. El último era mi tío y ya se ha jubilado.

-¿Qué pasa, que es difícil y duro este oficio? ¿Tantos conocimientos hay que tener para ser picador de toros?

-Ni fácil ni difícil, es diferente. El torero de a pie entrena con un capote, una muleta y un carretón. El picador con un caballo y un toro enfrente, y todo el mundo no tiene acceso. En cuanto a conocimientos, el primero y fundamental saber montar a caballo y saber moverlo para citar al toro. El caballo debe tener una posición concreta para recibir el impacto del toro. Si no estás bien situado en el encontronazo el animal pierde el equilibrio y te derriba. También hay que saber calibrar el castigo al toro para que no mermen sus fuerzas y estar siempre atento a lo que el matador te pida.

-¿Y por qué eligió usted ser torero de a caballo?

- En mi familia hay varios profesionales y yo desde niño he vivido este ambiente en casa. Me gusta montar a caballo y tengo mucha afición. Mi tío Manuel Zapata ha sido picador de toros y le acompañé muchas tardes. Cuando le dije que quería ser picador se alegró mucho. Uno de los consejos que me dio es que escuche y sea humilde. Lo que más me gusta es cuando me indica los defectos porque así puedo corregirlos y mejorar.

-¿Ha debutado ya en público?

-Debuté el 21 de mayo de 2016 en Valdepiélagos actuando a las órdenes del novillero cordobés Manuel Mazzantini. Lo hice bien y salí muy animado de cara al futuro.

-Si un joven quisiera ser picador, ¿qué tendría que hacer?

- Lo tiene complicado pues tendría que montar mucho a caballo y trabajar o ir a alguna ganadería para poder practicar.

-¿Cómo entrena un picador?

-Montando a caballo y haciendo tientas en el campo. Como todo en la vida la experiencia es fundamental.

-En el eterno debate sobre la suerte de varas, ¿cuál es su opinión? ¿Se debe eliminar?

-No se puede eliminar esta suerte porque es necesaria e indispensable. Descongestiona al toro y lo amolda para poder torearlo.

-¿De picador se siente torero?

</b>-Siempre me siento torero porque lo soy. Siempre que uno se coloca los trastos y se sube al caballo se siente torero.

-¿Se pasa miedo?

-El toro se ve más grande. Claro que se pasa. Todos los toreros lo pasamos.