Son las 16.30 horas. Apenas lleva una hora en Córdoba y ya se ha tomado un salmorejo, a modo de postre. «He comido poco en el tren y me lo he tomado nada más llegar al hotel», confiesa. «El salmorejo me encanta y el rabo de toro, los flamenquines, el jamón de Los Pedroches, el aceite de Priego...». En unas horas se someterá a las preguntas que el Mercado Victoria ha recopilado para él a través de las redes sociales, ese medio en el que Mikel López Iturriaga, alias El Comidista, se mueve como pez en el agua.

-¿Cuándo se dio cuenta de que sabía tanto de la cocina como para empezar a dar consejos?

-Uy, yo no creo que sepa mucho de cocina. Yo soy periodista y después de años ejerciendo de periodista gastronómico se adquiere cierto conocimiento. Lo importante para un periodista es saber dónde preguntar. En cuanto a cocinar, la afición me entró cuando me independicé y no me quedó más remedio que aprender porque no quería comer macarrones con chorizo todos los días. Luego me di cuenta de que había una forma de tratar el tema más cercana, con más humor, que nadie hacía en España.

-En los programas de cocina, los chefs siempre están enfadados, dando la regañina, nada que ver con usted.

-Hay gente que piensa que para que le tomen en serio tiene que ser muy serio. A mí me parece que puedes contar cosas muy serias con sentido del humor y así consigues llegar a más gente. Si todo es muy denso y académico, el gran público no se engancha. El humor hace de cebo para conseguir que interese en lo que haces.

-He visto que luego le preguntarán sobre la relación entre la comida y el cáncer. ¿Qué va a contestar?

-Voy a decir que hay mucha paranoia con ese tema, mucha leyenda sobre comidas que dan cáncer y comidas que lo evitan. Está claro que una alimentación saludable hace que tengas menos predisposición a sufrir ciertos cánceres, pero vamos, que comer mucho brocoli no cura el cáncer. No hay alimentos curativos, esas ideas nacen del miedo y esa especie de paranoia de querer vivir más. La enfermedad forma parte de la vida.

-Hace poco escuché a Martín Berasategui decir que, pese al boom mediático de los cocinero, la gente cada vez cocina menos.

-Sí, la gente cocina muy poco, por eso se ha disparado el consumo de productos procesados. Es una mezcla de falta de tiempo y de conocimiento. Hay gente que no tiene ni idea de hacer nada en la cocina, ni un huevo. Lo malo es que si dejas tu alimentación en manos de terceros, la posibilidad de que comas mal se dispara.

-¿Qué alimentos odia?

-Bueno, no me gusta el hígado o las coles de Bruselas, su sabor no me va.

-El pastel cordobés, tampoco...

-Es que con el cabello de ángel no puedo.

-Pero la berenjena le encanta...

-Y he dado mucha chapa con las berenjenas y las alcachofas en mi web.

-Habrá explicado cómo se hace aquí.

-Sí, hicimos un vídeo de una técnica que aprendí en Córdoba sobre cómo freír bien la berenjena. Soy fan de las berenjenas de aquí. En Andalucía, no tenéis rival con las frituras.

-¿Qué piensa del bienestar animal?

-Si se enfoca desde la seguridad alimentaria, nunca se ha comido tan seguro como ahora. Otra cosa es el bienestar animal, que nos debe preocupar cada vez más. Comerse un filete no es un acto inocente, yo no soy vegetariano, pero intento comer la menor cantidad de carne posible y que sea de determinada calidad. Comemos demasiada carne, no hay más que ver las cifras. En un momento dado, comer carne se convirtió en un símbolo de estatus y hay que cambiar eso.