--¿Es cierto el mito de que las tecnologías destruyen empleo?

-Sí, desde luego destruyen empleo. Los cambios tecnológicos suponen modificar el factor trabajo por el capital. No es verdad que el saldo sea así, porque la tecnología genera empleo, destruye uno y crea otro tipo. Elevan la renta media, porque nos hacen más productivos y eso genera más actividad económica y por lo tanto más empleo. El saldo en lo que llevamos de historia es positivo.

-Crean empleo, ¿de qué tipo? ¿Más precario?

-El empleo que generan las tecnologías es de mayor calidad. La tasa de paro está en mínimos históricos, España es un caso particular, y cada vez hay más personas trabajando con más preparación. Hoy estamos muy sensibles con los empleos de plataformas tecnológicas con empleos de baja calidad como los de Google o Uber. Hay gente que está accediendo a trabajos de peor calidad que antes, pero en general el saldo es positivo.

-¿Hay trabajadores más propicios a quedarse atrás e incluso generaciones como los mayores de 55 años?

-El cambio tecnológico no elimina empleo, pero hay ganadores y perdedores. Hay gente que pierde el empleo y cuando lo recupera lo hace en ocupaciones peores que antes. También hay gente que no puede acceder. Afecta en mayor medida a los mayores de 55 años o en función del género.

-¿Afecta más a las mujeres?

-Hay elementos que nos hacen pensar que tendrá efectos positivos como el trabajar a distancia. Cuando hay que conciliar vida familiar y laboral, trabajar desde casa puede favorecer a las mujeres. Hay sectores muy feminizados como la sanidad o la educación, donde el cambio tecnológico no va a influir tanto. Quizá sea menos beneficioso, pero todavía está por ver.

-Sé que usted no es adivino, pero ¿cuáles van a ser las profesiones del futuro?

-Todos aquellos estudios asociados a la ingeniería, matemáticas y ciencias exactas van a generar una demanda y tener acceso fácil al mercado del trabajo y además a puestos con muy buena retribución. Pero, también, habrá otro tipo de estudios como los que potencian las cualidades cognitivas, las más humanas, de las personas, que las máquinas no las pueden tener. Las personas son muy importantes en cualquier corporación o empresa para interpretar datos, se les pide a las personas que sepan leer y trasmitir por escrito esa información. Necesitamos personas que sean capaces de hablar con otras y entenderlas. Al igual que se precisarán personas capaces de cuidar a otras. Este tipo de habilidades van a ser imprescindibles y de mucha cualificación. Hay que cualificarse y prepararse para el cambio. No hay ningún empleo que vaya a ser estrella, hay opciones con más tasa de éxito. El mercado va a ser exigente con nuestra cualificación.

-¿La tecnología perjudica los derechos laborales?

-No, necesariamente. Hay casos más evidentes que otros como es el caso de las plataformas, que implican un servicio físico, el que se hace en la calle, como las de llevar comida de un punto a otro. Se ha llegado a una externalización de los servicios, las empresas no contratan trabajadores, sino a autónomos. Eso perjudica clarísimamente los derechos laborales. Lo que hay que hacer es reconstruir el sistema e ir de nuevo a un sistema de seguridad para el trabajador.

- ¿Se avecina una recesión?

-Ahora mismo estamos en un momento de desaceleración económica. Estamos en una situación peor que la que teníamos hace uno o dos años. ¡Ojo! Yo no sé lo que va a pasar en el 2022 o el 2023. Pero, de momento, no tenemos ningún elemento de que vayamos a entrar el año que viene en recesión. Que el próximo año no vayamos a crecer por encima del 2% no es algo para celebrar, pero todavía no estamos en situación dramática de recorte de producción y por lo tanto aumentos importantes de desempleo. En los próximos seis meses, estamos lejos de una recesión

-Veo que es usted un optimista nato.

-Soy optimista, pero el cambio tecnológico tiene consecuencias negativas. En el caso del libro, dedico casi la mitad a desmontar que el cambio tecnológico destruye empleo y la otra, a sus costes. Con el discurso generalizado del desempleo tecnológico no estoy de acuerdo, pero sí hay que focalizar las políticas públicas para combatir sus efectos como la precariedad laboral, las desigualdades que genera y necesidades de cambios estructurales en economía y en educación. Yo no me definiría como optimista, sino como alguien con información. Planteo problemas y posibles soluciones.