Ricardo Valentini, Premio Nobel de la Paz en el 2007 como miembro del IPCC (Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático), principal organismo de Naciones Unidas para la evaluación científica del cambio climático, pronunció ayer una conferencia en la Universidad de Córdoba sobre la interacción del clima con el Sistema Tierra.

-¿Existe el cambio climático?

-Nosotros no hablamos sobres si el cambio climático es una realidad o no. Hablamos con los datos. Tenemos una red de datos climáticos desde hace 30 años. Los datos hablan por sí solos, no son una opinión, son hechos.

-¿Qué sucede en la región mediterránea?

La región mediterránea es un punto caliente, clave en estos cambios climáticos. El clima se está calentando en esta zona más rápidamente que en el resto del mundo. El cambio climático es como un elefante, algo muy grande, difícil de mover, pero cuando lo mueves es muy difícil retornarlo a la posición inicial.

-¿Hay marcha atrás?

-Es muy difícil. Ya hemos empezado a mover el elefante.

-En la cuenca mediterránea está aumentando la plantación de olivos. ¿Es capaz de reemplazar la función del bosque tradicional?

-Estos cultivos agronómicos no tienen la misma relevancia en términos de biodiversidad, por lo tanto no pueden sustituir a las masas forestales, pero en el caso del olivar, y más en el olivar tradicional, es el único cultivo agronómico, junto con la vid, que tiene una tasa de secuestro de carbono positiva, es decir captura carbono como todos los cultivos leñosos en general. Tanto España como Italia deberían poner en valor esta capacidad del cultivo, para que se incorpore a las políticas ambientales de la Comunidad Europea.

-Tiene usted una visión pesimista…

-Soy más pesimista que antes porque estamos yendo muy despacio para la velocidad que están adquiriendo hoy en día los cambios del ambiente. Pero tengo una pequeña esperanza en los movimientos que están surgiendo hoy, sobre todo los relacionados con los jóvenes. La gente joven cada vez está más concienciada respecto al cambio climático. Aunque es más difícil cambiar el modelo energético, donde sí podemos actuar con más eficiencia y prontitud es en nuestra cadena agroalimentaria, en la forma en la que producimos y consumimos alimentos.

-¿Las soluciones son más bien de conciencia social y de medidas políticas que de medidas científicas?

-La solución es política. Pasa por que los políticos presten atención, porque al final los políticos son los que hacen las reglas y las normativas. La ciencia hoy en día está preparada para dar la respuesta al cambio climático. Ejemplo, los coches eléctricos: la tecnología ya está y hay baterías de todo tipo. Si mañana se prohiben los coches de combustible fósil, pasado mañana todas las empresas están fabricando coches con baterías eléctricas porque la ciencia tiene la respuesta. Si nosotros en la Universidad o en los centros de investigación estamos haciendo grandes baterías, pero los políticos no se conciencian del problema, no vamos a conseguir nada. El eje central de la actuación contra el cambio debe de ser la ética.

-¿Hacia dónde caminamos? ¿Qué prevé en los próximos años?

-Estamos en un momento en el que las puertas del tren para cogerlo e ir hacia la mitigación del cambio climático estarán abiertas durante diez años. Hay dos escenarios claros, que son, por una parte, que si seguimos haciendo lo que estamos haciendo, hacia mitad del siglo vamos a tener un escenario de más de cinco grados de calentamiento, y si ahora reducimos las emisiones al 50% podremos tener a mitad de siglo un escenario de unos dos grados, que es más asumible. No podemos volver atrás, pero sí mitigarlo dos grados, que es mucho. Pero reducir al 50% las emisiones es algo enorme y que hay que empezar ya. Y tenemos una ventana de oportunidad de diez años hasta que el tren cierre las puertas y se vaya. Una subida media de cuatro grados, que es lo que se prevé si no hacemos nada, puede crear una extinción masiva de un gran número de especies en todo el mundo, empezando por los insectos, y si el aumento es de tres grados y medio desaparecerá la floresta del Amazona, y con algo más, el deshielo.