En octubre de 2009, en la Feria del Libro de Fránkfurt se presentaba un estudio que coparía titulares: el libro digital sobrepasaría al libro impreso en el año 2018. La aceptación del e-book creció exponencialmente a partir de las Navidades del 2010 y en el 2013 un informe similar adelantaba el momento del sorpasso al año 2017. Pero nada de eso ha sucedido, y en los últimos meses varios informes han anunciado que el reflujo ya ha empezado, con caídas de ventas digitales en EEUU y el Reino Unido. ¿Era el e-book una burbuja que ha empezado a pinchar? ¿Es el libro de papel un invento imbatible llamado a perdurar?

El informe Global eBook. A report of market trands and developments dirigido por Rüdiger Wishenbart y presentado en la reciente feria del libro de Londres, plantea que se ha llegado «al fin del principio de lo digital», con una «estabilización» del formato del e-book y «el inicio de la transición a una nueva fase» centrada en las posibilidades del smartphone. Esta estabilización, sostiene el voluminoso estudio, deja a EEUU y Reino Unido, los pioneros en la adopción del libro electrónico y también en el frenazo, justo por debajo de la cuota de mercado del 30%. En los países donde hay más campo a recorrer (Alemania con un 4,3% del mercado, España con un 5%, Francia con un 5,7%, Italia con un 3,4%), sostiene, el crecimiento aún no se ha detenido.

¿Y la caída? /La alerta más reciente llegó el pasado mes de abril, con el informe anual de la asociación de editores de EEUU (AAP), que registraba una caída del libro digital del -9,5%, tras dos años prácticamente planos. Según las cifras facilitadas en mayo, en una conferencia en la Book Expo America, por Kempton Mooney, investigador jefe de Nielsen en EEUU, tras llegar el e-book al cénit en el 2013, con un 28% de la cota de mercado en apenas cinco años, en el 2015 se había quedado en el 24%.

En el Reino Unido, el primer frenazo llegó en el 2015. Según un estudio publicado el pasado mes de febrero por la revista The Bookseller, los cinco grandes grupos editoriales vieron por primera vez en el año 2015 un descenso en las ventas del libro electrónico, con un -2,4%. Sin embargo, según Steve Bohme, investigador jefe de Nielsen Book UK, en el 2015 la cuota de mercado del e-book pasó del 26% del mercado al 27%, «un crecimiento que se puede atribuir completamente al aumento de compras de libros publicados por Amazon o autopublicados».

CRECIMIENTO OCULTO / Así que las cifras oficiales que contabilizan solo los grandes grupos editoriales ofrecen cifras negativas porque no incluyen el libro autopublicado, que sigue creciendo (suma el 22% del mercado editorial británico, mientras que en EEUU el 37% de los e-book no tienen registro ISBN siquiera y los cinco mayores grupos editoriales han pasado del 46% al 34% del mercado). ¿Cuál es el balance de sumar la caída de los cinco grandes y esa cifra opaca de los indie? Según AutorEarnings.com, un (discutido) método de medición patrocinado por el escritor e ingeniero Hugh Howey, no es cierto que el crecimiento haya sido plano. Mientras crecen en la sombra los libros autopublicados, con precios de 2,99 a 5,99 dólares frente a los 9,99 a 11,99 de los cinco grandes, «en realidad, el mercado del ‘e-book’ de EEUU sigue creciendo si hablamos de facturación».

SUBIDA DE PRECIOS / La caída de las ventas de los e-book señalada por la asociación de editores de EEUU «tiene que ver con la subida de precios digitales, resultado de los nuevos contratos que han firmado los grandes grupos editoriales con los canales digitales», recuerda Carmen Ospina, directora de estrategia digital del Grupo Penguin Random House.

En los principales mercados de la Europa Continental los editores están en otra fase. «Aquí los precios poco a poco van bajando, y las ventas van subiendo, aunque con un solo dígito, no el 25% del año pasado», apunta el director del área digital del Grupo Planeta, Santos Palazzi. Cada país a un ritmo distinto, va pasando de la rebaja del 10% al 20% del precio digital respecto al de papel que se planteó inicialmente a un 30/40%.

En el caso de España las dimensiones reales del consumo de libros electrónicos no se desprenden de las cifras de facturación sino de las estimaciones de la piratería. En este sentido, el último estudio de consumo de contenidos digitales del Observatorio de la Piratería señala que el 15% de los españoles admitían en el año 2015 leer libros electrónicos pirateados.

NO LEE QUIEN SE ESPERABA / Uno de los elementos más importantes para explicar el «relativamente bajo techo» del libro electrónico, observa el estudio coordinado por Wishembart, es que «no ha penetrado de forma uniforme todos los segmentos de la lectura, sino más bien lo contrario». A diferencia de otros consumos culturales, la pantalla no ha arrasado en este caso entre los jóvenes, sino en público más maduro que lee best-sellers y novela romántica y erótica. Los jóvenes ven el mundo a través de una pantalla, sí, pero la usan para otras cosas, no para leer (libros). «Han bajado de una forma brutal las ventas de e-readers de tinta electrónica, la gente se está acostumbrando a leer en una tableta o smartphone, y prefiere viajar con un aparato que con dos», sostiene Santos Palazzi. H