La cantante Dulce Pontes, que acaba de lanzar el disco en español y portugués Peregrinaçao, quiere que con su nuevo álbum la gente «se libere a través de la música» y que sus canciones provoquen «reflexión, interioridad y mucha esperanza».

A pesar de ser uno de los referentes musicales de Portugal, reconoce que, tras triunfar en Eurovisión con Lusitana Paixâo a principios de los 90, sufrió su primer desengaño porque nadie quería editarlo y tuvo que esperar a Lágrimas para que apostaran por ella. Fue lo que define como su «primer jarro de agua fría» ya que, a pesar de que Lusitana Paixâo fue un tema que «llamó la atención» en 1992, «ninguna discográfica quería grabarlo, no había interés porque decían que no se vendía y «todo eran limitaciones e imposiciones». Todo cambió, «gracias a Dios», cuando coincidió en Lisboa con el responsable de una discográfica que decidió apostar por ella, por Dulce José da Silva Pontes (Montijo -Portugal-, 8 de abril de 1969).

«Le dije que iba a grabar fados y músicas de folk», explica la cantante y compositora lusa, que se sintió, entonces, muy motivada para grabar y lanzar Lágrimas. «Fue el trabajo que me dio libertad y, por empatía, la gente se sentía muy identificada con él», asegura la artista, que reside en el distrito norteño portugués de Bragança.

Tras una gira triunfal con su álbum de fados, quedaban atrás aquellos sacrificios de los 19 años como cantante en el Casino de Estoril o las grabaciones para la televisión pública portuguesa en un programa musical.

Y empezó una gira «muy explosiva», donde recibió «mucho cariño», tanto en Portugal como en España, donde no olvida su debut en un concierto en Salamanca. Si su tío Carlos Pontes ya cantaba fado y ella está considerada como una de las voces mundiales de mayor calidad y calidez, la compositora asegura, sin reparos, que «la gran maestra del fado es ella, Amalia Rodrigues».

«Yo soy Dulce» se define como cantante la artista lusa, que a sus 47 años quiere seguir viviendo en Bragança, «un entorno maravilloso, con silencio, donde no hay confusión y que me da equilibrio emocional».

Su nuevo trabajo, Peregrinaçao, le ha costado siete años, ya que desde el 2009 no había vuelto a producir ningún disco y ahora lo hace con un doble compacto, uno en portugués y otro en castellano, ambos con temas diferentes. El disco en español, titulado Puertos de Abrigo, lo ha compuesto bajo la inspiración bonaerense y «gracias a Juan Carlos Cambas (compositor hispano argentino)», alguien que conoció tras un concierto en Galicia y que «ha sido una de las piedras angulares de este disco».

Los próximos 10 y 11 de marzo actuará en Lisboa donde, además de la versión española, también dará a conocer su disco en portugués Nudez, que incluye once canciones, entre ellas el tema de lanzamiento del disco, Nevoeiro, creado a partir de un poema de Fernando Pessoa. Los días 30 y 31 de marzo actuará en Madrid y Barcelona, respectivamente, y también tiene programada una gira por ocho ciudades de Brasil, además de Italia, Argentina, Chile, Uruguay o Perú.

Dulce Pontes reconoce que su conexión con el público español ha alcanzado cotas muy elevadas y desvela que incluso llegó a cantar flamenco con Valderrama, el hijo de Juanito Valderrama, durante una velada en Sevilla, a pesar de que, según ella, no sabe hacerlo. Al concluir ese recital flamenco, Dulce Pontes recuerda, entre risas, que cuando se fue a despedir, exclamó, entre los olés del respetable: «¡Gracias, ha sido un horror!»; cuando, en realidad, hubiera querido decir «ha sido un honor», pero el idioma le jugó una mala pasada.