El titular tiene su razón de ser. Me explico. Cristina Gisbert, que trabaja conmigo o yo con ella en Canal Sur, me ha llenado de alegría porque le pedí un favor y me lo ha hecho con creces. Usaba yo casi siempre -soy un devoto de la cruz como saben- un colgante hecho con un rosario de huesos de aceituna de los olivos de Belén, que me había traído yo de aquel día de la toma de la ciudad, entonces pueblo, donde había venido al mundo hace 2.000 y pico años el hijo de María la costurera y José el carpintero. La historia ya la conocen ustedes. Vale.

Pues a ese rosario, que huele a incienso y pólvora, le había yo añadido hace ya muchos años una cruz hermosa que había sido trabajada en hueso de tiburón por un artesano de Costa Rica. Con el tiempo, que ya es bastante dada mi longevidad, se me desprendió la cruz y solo quedó (que no es poco) el collar rosario de aquel día de guerra, cuando entramos con los tanques de Moshé Dayan hasta el final de aquella plaza en la que por cierto sonaban sobre el fragor de los tanques los compases de aquel catalán ilustre que se llamó Pau Casals, y al que yo conocí algún tiempo atrás durmiendo la siesta en su casa de San Juan de Puerto Rico.

Vale. Termino, que estoy haciendo muy largo el prólogo. Así que le encargué a la niña Cristina, tan linda y a la que tanto quiero, como sabía que tenía relación con el mundo de los plateros de Córdoba, que a ver si podíamos conseguir que la cruz se engazara definitivamente en el rosario. Y así lo hizo enviándolo a su abuelo cordobés, un formidable platero de nuestra tierra. Y ya cuelga de mi cuello y espero que para siempre. De esta forma, por si era poco el atadero más todavía ahora con esa prenda, porque es una prenda, tan cerca de mi corazón. Que es el suyo, cordobeses.

Por otro lado, como el mundo es así, se nos fue nuestro Ángel Nieto, al que además -lo que son las cosas- hicimos aparecer en nuestra galería ventanaria deseando que mejorara de su fatal accidente en Ibiza. Hoy también debe estar como estuvo valientemente el viernes en la portada de nuestro periódico y a toda página. Lo merecía don Ángel, más bien arcángel Nieto, hoy con permiso de nuestro arcángel. Aprovecho para decir lo que un día me dijo hace muchos años, cuando estábamos tanto tiempo juntos:

-¿Sabes lo que te digo, macho?, que de no ser de donde soy, de Zamora, de donde me gustaría ser, aparte de Madrid que siempre me dio de comer, es del sur, de Jerez de la Frontera, donde hay tanta afición a las motos.

Tanto es así que hasta hay una curva en el circuito que se llama así, la curva de Ángel Nieto, a la que envío este puñado de palabras como si fueran margaritas de la cuneta del camino. Adiós, viejo amigo, leyenda y muchas más cosas, oro puro en tu vida, en tu obra, en tu camino, en el hambre que pasaste hasta llegar a lo alto, y de la que nunca presumiste, lo que te hace mucho más grande todavía.

Y más cosas de todo tipo y condición, que así es la vida, lectoras y lectores, como ahora se dice si es que se quiere ser políticamente correcto. Por ejemplo, que dicen que Miguel Báez Litri hijo, y su esposa, la elegante y linda Carolina Herrera hija, se han dado un tiempo, separados físicamente, para saber si es bueno después de tantos años seguir juntos. Yo quiero decir que el primer reportaje, el primero que se le hizo a Litri niño torero, se lo hizo este servidor de ustedes, que un día sonó mi teléfono y don Miguel Báez padre me habló desde Huelva:

-Tico, amigo, que te llamo para decirte y quería que tú fueras el primero en saber que mi niño Miguel tiene maneras y quiere ser torero. ¿Te gustaría venir un día aquí a La Peñalosa, que además te hago un arroz con zorzales y le echo unas vacas a Miguelín?

Lo hice.

Y en eso estamos, vidas mías. Platas que parecen oro y oros que parecen platas. Como los 70 años que acaba de cumplir Massiel, a la que también fue servidor el que le hizo el primer reportaje. Última página del diario Pueblo de entonces, con un dibujo al pie de Manuel Summers, de Huelva, sur del sur, de los mejores. Me dicen que va perdiendo la vista poco a poco, pero me alegra saber que eso es de haber visto tanto, a la par que tarareo como si fuera ayer aquel Lalalá que sin tener una letra de Pablo García Baena, es un decir, bueno, pues dio a conocer la marca España de la que ahora se habla tanto, pero a veces se merece tan poco.

Contarles, para acabar, que por si se animan, el día 10, jueves, estaré contando algunas cosas contables a la buena gente de Villaharta, puerta de Sierra Morena, que celebra su genial Fiesta del Agua a la caída de la tarde.