Varios discos vuelan sobre el Parque de Miraflores, trazando un habilidoso recorrido que dirige la buena mano del lanzador. Bajo la estela de círculos, varios chicos entrenan al final del día dos veces a la semana, durante un par de horas. «Somos unos 12 jugadores, tanto chicos como chicas», cuenta Amanecer Olivares, una de las integrantes. Y juntos forman el equipo cordobés de ultimate frisbee Díscolos del Califato, que, en su mayor parte, está formado por personas de la provincia, aunque dos alemanes y un par de chicos de Granada completan la plantilla. Tras la rutina, otean en el horizonte su próxima participación en la Liga Sur, correspondiente a Andalucía.

El ultimate frisbee es un deporte «poco conocido» todavía, reconoce Amanecer. «Tiene bastantes seguidores en otros países de Europa y en Estados Unidos. En España, hace ya un tiempo que se están formando equipos, sobre todo por la zona norte y la zona de la costa, pero ya en Andalucía hay varios equipos jugando», explica. Este consiste en pasar el disco entre el equipo hasta alcanzar la zona de puntos, que se sitúa en el final del campo del equipo contrario, sin que caiga al suelo o sea interceptado por los oponentes. En cualquiera de esos casos, la posesión cambia al rival. La inmovilización que adquiere un jugador al interceptar el disco añade dificultad. Al puntuar, se cambia de campo.

«Lo que destaca la gente es ese fair play y ese buen rollo», explica la jugadora. Porque ni siquiera hay arbitraje. «Cuando existe un contacto, son los propios jugadores los que lo marcan y deciden qué hacer». También requiere bastante exigencia física, reconoce Amanecer. «Si juegan siete, el equipo debe contar con 14, como mínimo», para hacer rotaciones, explica. El ultimate frisbee puede jugarse en playa y sobre césped. En el primer caso, los equipos se dividen en cinco, mientras que en el segundo escenario cada equipo cuenta con siete jugadores. Según Amanecer, «las reglas son ligeramente distintas, porque las dimensiones del campo son diferentes».

España cuenta con varias ligas, con equipos competitivos y no competitivos. Y, para fomentar la participación, «a lo mejor vienen personas de otros equipos y se unen a los no competitivos para tener el número suficiente de jugadores». Los equipos competitivos tienen que ir a todas las jornadas, mientras que los demás acuden a las que pueden. Así, transcurrida la temporada, los dos mejores ascienden a la liga nacional. «En Andalucía tenemos varios equipos bastante fuertes que han llegado a jugar en la liga nacional, como Granay, de Granada, Frisbillanas, de Sevilla, y Volaores, de Estepona», explica Amanecer.

«En Córdoba, un grupo de gente llevábamos jugando desde hacía tiempo, pero éramos pocos», cuenta Amanecer. Surgió la idea de formar el equipo y, este año, van a participar en el campeonato andaluz. Pero están empezando. «Estamos aprendiendo y puede unirse quien quiera», afirma. En el grupo de facebook Ultimate Frisbee Córdoba publican los entrenamientos y la información relevante. El equipo cordobés ha recibido el apoyo del conjunto de Granada, cuyos integrantes viajaron a la ciudad y pasaron el día con frisbee en mano. Con ellos jugaron el primer partido. Ahora, apuntan sus discos hacia la Liga Sur.