El director de cine español Daniel Calparsoro dirige Hasta el cielo, el último thriller de acción de la productora coruñesa Vaca Films, que retrata el extrarradio más underground de Madrid: aluniceros, butroneros y la esencia pura del barrio tienen su lugar en el filme, que se estrenó ayer en la gran pantalla.

‘Hasta el cielo’ reúne un elenco que mezcla actores de Goya con caras nuevas. ¿Cómo se maneja toda esa jauría?

La película nace a través de un documental de la tele, en el que descubro que en Madrid existe un mundo de crimen organizado que está muy en la sombra. Están los aluniceros, bandas organizadas muy sofisticadas que son reales. Es algo muy local, solo están en Madrid. A partir de ahí, empiezo a investigar y me doy cuenta de que ahí hay una gran película que no ha hecho nadie, que existe un universo que no se ha contado: como los italianos tienen la mafia, o el narco en Galicia. Empiezo a indagar y veo que puedo hacer un retrato del lado oscuro de Madrid.

A veces, cuando se hace cine de acción, se tiende a buscar referencias fuera, se pierde ese apego a la realidad. ¿Rompe ‘Hasta el cielo con eso’?

Sí, básicamente, mi intención es utilizar la realidad nacional para hacer un thriller. Trabajo en ese campo para construir ese universo que luego ficciono. Está enraizado en la realidad, porque muchas cosas sí han sucedido. La idea es hacer una película espectáculo, un thriller de entretenimiento, de acción. Cuenta la historia de Ángel, que es una historia de ambición desmesurada. No tiene una vocación documental, pero nace de cosas que son reales. Ahí es donde pienso que tiene que hacerse con un elenco de jóvenes promesas, como Carolina Yuste o Miguel Herrán, escoltados con la guardia pretoriana, como Luis Tosar. Luego pienso que necesito darle una frescura, un realismo, algo nuevo; y es ahí donde decidimos buscar a gente de la calle, no actores, que aportan autenticidad. Que no resulte un cine maniqueo.

El cine de acción nace con vocación de entretenimiento, pero en este caso, se retratan realidades que existen y son duras. ¿Hay un equilibrio entre el entretenimiento y la crónica social?

Sí, pero hay que tener en cuenta que la película hace un retrato de un Madrid. Es una ciudad maravillosa, llena de contrastes, muy dura, que a mí me da muchas oportunidades. Tú te puedes ir de un descampado a la Milla de Oro. Existe ese mundo de corrupción transversal y de criminalidad organizada, que puede haber en Nueva York u otra ciudad del mundo. Yo quería que esta criminalidad fuera la nuestra, no intentar emular lo de fuera, beber de nuestras fuentes. Me sorprendió que no se hubiera hecho una película así antes.

Quizá es un género más reservado para el periodismo de investigación. Sí, pero a mí me encantan las pelis de gángsters de Scorsese, y él habla de los italoamericanos del Little Italy, él lo conoce y habla de eso. Yo no puedo hacer eso, porque aquí, en Madrid, no hay italoamericanos, hay aluniceros y butroneros.

La guardia pretoriana del elenco de la película la pone Luis Tosar. ¿Hay algún fetiche en Vaca Films con este actor?

Eso se lo tienes que preguntar a ellos, pero yo, personalmente, siempre quiero tener a Luis Tosar en cualquier película que haga. Él, con cuatro pinceladas, establece una jerarquía, un universo, de una forma súper creíble. Ese personaje es muy importante, porque está en la sombra. La película es de unos chavales que están relacionados con una abogada. El papel de Luis Tosar es fundamental porque establece esa jerarquía del capo. Tenemos el personaje del policía malo, de la abogada que utiliza los huecos de la ley, y tienes al policía que persigue, pero que no consigue rematar la faena porque la legislación se queda antigua. Todo eso sale de la realidad.