-Escribe en su libro que vibrato es una hermosa inexactitud en la exactitud de la música, un camuflaje de la desinformación. ¿Eso es su novela?

-Digamos que las circunstancias de la protagonista y de su hermano son bastante terribles. Comienza en una dictadura y en una familia disfuncional, donde hay mucho miedo. Y dentro de esto, el contrapunto de que vibrato sea un temblor voluntario, que produce belleza y que sea la protección que te pueda proporcionar el arte, era muy importante en el libro.

-¿Cuánto de autobiografía hay en su novela?

-La novela es totalmente autobiográfica. La música que aparece en la novela, el instrumento y los países son reales. Ahora, hay mucha creación también, porque para mí la literatura es creación. No es mi vida tan interesante como para que solamente me quedara con ella. Yo quiero vivir otras vidas. Hay mucho robo de experiencias ajenas.

-Escribe y hace música. No sé si un día será incompatible. Dice: «Dejar de hacer música es una herida de la que no se sana».

-Eso es absolutamente así. Yo también, cuando escribo, intento un poco hacer música con el ritmo. En este caso, también la temática. Yo no me podría sanar de esa herida. Creo que sí puedo compatibilizar las dos cosas. Tienen tanto en común. Las dos cosas se hacen con el oído, ¿no?

-Ahora reparte su tiempo entre Granada y Berlín. ¿Necesita la luz como latina que es?

-Absolutamente. Yo estuve más o menos 17 años solo en Alemania y soñaba con la luz. Yo tenía una necesidad profunda de luz y del idioma, también. Realmente, yo soñaba ya en alemán. Y pensaba que eso no podía ser. Pero yo pienso que las obsesiones tienen que ser en el idioma materno en lo posible. Sí. Necesito la luz y el idioma.

-La novela se subtitula: ‘La música y el resto en 99 compases’. Una novela estructurada como si fuera una obra musical.

-Yo quería hacer un contrapunto de muchas voces. No solamente la voz de la protagonista y siendo el sonido en el fondo el personaje principal, el sonido, el ruido, el silencio, distintos tipos de sonido, por lo que no es una novela solo para un músico. Y era importante mostrar que estos pequeños eslabones, que son los compases, son cosas tan pequeñas. La protagonista estudia con su hermano para lograr la perfección en algo que termina siendo grande. Pero es un homenaje a lo pequeño. En lo pequeño hace este concierto.

-No hay muchas novelas sobre la música contadas desde dentro, desacralizándola. Por eso muestra una visión distinta del mundo de la música, con sus sombras y sus luces.

-Sí. La disciplina de una orquesta es algo muy interesante porque se pueden usar metáforas de muchas cosas. O sea, yo no conozco otro trabajo que se haga con 40 personas en un mismo espacio. Es realmente como estar comiendo con el colega el mismo plato de sopa o estuvieses compartiendo el computador. Y estamos en las buenas y en las malas. Y a veces podemos odiarnos pero, cuando salimos al escenario, estamos por una causa. Somos un pequeño país, sin lugar a dudas.

-Me gusta cuando afirma que no escribe ni poesía ni prosa, sino que escribe con el oído, buscando que lo que dice suene bien.

-Para mí es muy importante el ritmo. Yo no sé de dónde viene. Siempre me preguntan por las influencias. Yo no sé si es familiar o me viene de las partituras, porque son muchos años, claro, rodeada de partituras. Entonces busco una cadencia, un ritmo o incluso un corte de ese ritmo. Yo, cuando leo, leo en mi cabeza y escucho las palabras. Entonces creo que es muy importante, es inmaterial.