El doctor venezolano Cristóbal Blanco Acevedo se instaló en Córdoba hace diez años para hacer la especialidad de Neurocirugía en el hospital Reina Sofía y, tras acabarla, se quedó trabajando en este centro. Recientemente, Cristóbal Blanco ha recibido el cuarto Premio de Innovación Médica del Instituto Maimónides de Investigación Biomédica de Córdoba (Imibic), que patrocina la compañía Roche, en la categoría de proyectos de innovación basados en nuevas ideas o resultados derivados de la práctica asistencial. El trabajo de Blanco se denomina Dispositivo para craneotomía descompresiva, cuyo objetivo es desarrollar un sistema dinámico para reducir la presión intracraneal con el fin de evitar daños cerebrales.

-¿Por qué decidió formarse en Neurocirugía en el hospital Reina Sofía?

-Estudié Medicina y Cirugía en la Universidad de Carabobo en mi país, donde mi padre es catedrático de Anatomía, además de trabajar como cirujano digestivo. Me gustaba la especialidad de Neurocirugía y España me ofrecía la oportunidad de homologar el título. Córdoba me ha permitido aprender de grandes profesores y cirujanos con mucha experiencia, que han sido grandes profesionales, aunque a lo mejor menos conocidos al no tener tanto marketing. En Neurocirugía del Reina Sofía Se han jubilado tres de sus cuatro pilares (Andrés de la Riva, Luciano San Martín y Guillermo Donnay). El único que queda en activo es el doctor Jesús Lozano.

-¿Cómo valora el premio recibido por el Imibic?

-En Córdoba tenemos mucha suerte de contar con el Imibic, que junto a la Facultad de Medicina y al Reina Sofía forman un triángulo fundamental que logra que haya un nivel científico altísimo y una mayor facilidad para la investigación. El Imibic aporta muchísimo al sistema sanitario y es un acierto tenerlo cerca del trabajo, porque la investigación es una faceta extra que tenemos que compaginar con una carga asistencial bastante importante y numerosas operaciones.

-¿En qué consiste su proyecto premiado por el Imibic?

-Es un dispositivo para craneotomía descompresiva (intervención quirúrgica que persigue evitar daños cerebrales). Ayuda a mantener el hueso debajo de la piel, mientras se va desinflamando el cerebro, y permite después la recolocación del hueso. Estamos en una fase preliminar, que ya se ha patentado. Supondría un beneficio para el paciente y un ahorro de millones de euros para la sanidad. La Neurocirugía se va a dar conocer mucho en los próximos años en Córdoba, gracias al Imibic y al trabajo de todos los compañeros de la unidad, en colaboración con la UCO.

-¿Su especialidad cada vez atiende a un mayor número de pacientes?

-Sí. Hay más demanda de todas las especialidades, principalmente por el incremento de la esperanza de vida. Los pacientes viven más y quieren hacerlo con la mayor calidad. El cerebro es el gran controlador de todas nuestras funciones. Tenemos una lista de espera enorme. Nos faltan recursos, pero lo importante es agilizarlos.

-Además de buen neurocirujano ha ganado numerosos premios jugando al ajedrez, sobre todo en su país.

-En Venezuela conseguí el nivel de maestro internacional. El ajedrez es la gimnasia de la mente. Es una herramienta que me ayuda cada día a organizarme y que me ha dado muchas satisfacciones. Gracias al ajedrez he podido conocer más de 60 países. Desde que estoy en Córdoba sigo jugando en mis ratos libres y he recibido también aquí muchas condecoraciones.

-¿Viaja con frecuencia a Venezuela? ¿Cómo afrontan sus padres la situación actual que vive el país?

-Llevo ya dos años sin ir. Mi padre es médico, por lo que mi familia no se está viendo tan afectada en cuanto a la falta de recursos básicos. Espero que Venezuela salga adelante. No me identifico con ningún partido. Venezuela posee unos recursos naturales espectaculares, pero nos faltan los recursos humanos y las ganas de salir adelante, sin dejarnos manipular por los populismos.