Andalucía viaja al pasado a través de las 300 postales que se muestran en la exposición Imágenes viajeras hacia 1904, que se puede ver en el Rectorado de la Universidad de Córdoba hasta el 20 de septiembre. La muestra, comisariada por Antonio Gámiz, cuenta con la colaboración de la Fundación El Legado Andalusí. El proyecto recoge el material que la empresa suiza Photoglob Co. Zürich imprimió antes de 1904 de diferentes rincones de las ocho provincias andaluzas y sus capitales (solo falta Jaén, aunque está Linares).

Córdoba ha sido la primera sede de la exposición. «Estoy muy orgulloso», reconoce Gámiz, quien espera que el recorrido se extienda por otros puntos de la comunidad. A través del patrimonio, los monumentos y la gente, las postales dibujan la memoria ante los ojos de un público contemporáneo, y los traslada a nuevos rincones de la fotografía antigua. Por su accesibilidad, consecuencia del abaratamiento de los precios, se exploran diversas perspectivas de las ciudades. El público puede pasear por los caminos de la Córdoba del siglo XX. Desde lo alto de la Torre de la Calahorra hasta la ribera del río Guadalquivir, pasando por el paseo del Gran Capitán o los jardines del Alcázar. Más de 20 postales representan los diferentes puntos de vista del municipio, a color (con la técnica de fotocromo) o en blanco y negro (con la técnica de fototipia).

En una de las imágenes, dos personas se miran en la Fuente del Olivo del patio de los Naranjos. Podrían ser dos amigos, dos conocidos o, tan solo, dos extraños. El agua fluye como podrían haber estado fluyendo las palabras y el abanico verde de árboles que tiñe el fondo contrasta con el vestido rojo de una niña que mantiene el equilibrio sobre el bordillo. Es la vida que emana de las postales como el azul de la fuente, con su cercanía y con el toque de realidad que le brinda el color, algo tan común ahora, como extraño fue cuando se imprimió en las postales.