Los cohetes en la tarde de ayer anunciaban la inminente salida de la hermandad de Córdoba. A las cinco de la tarde la iglesia de San Pablo estaba llena de fieles para celebrar la tradicional misa de romeros que cada año inicia el camino del Rocío. Tras la ceremonia religiosa, presidida por el Simpecado blanco y oro de la hermandad cordobesa, los peregrinos entonaron la Salve y a continuación se fue formando la comitiva que acompañaría al Simpecado cordobés por las calles de la ciudad.

Así, entre cohetes, cantes por sevillanas, devoción a la Blanca Paloma y mucho, mucho calor, el Simpecado de la hermandad de Córdoba fue entronizado en la carreta que esperaba en la puerta de la iglesia de San Pablo, exornada con distintas variedades florales. Como estreno este año, se pudo ver en el frontal la Virgen de la Fuensanta una réplica en plata de la original realizada por los Hermanos Fernández bajo diseño de Rafael de Rueda.

Viva la Virgen del Rocío, viva la Blanca Paloma y viva Córdoba, respondido por los cientos de fieles, devotos y curiosos que llenaban las inmediaciones de la calle Capitulares. Así comenzó el caminar de la filial cordobesa con un cortejo donde se encontraba la hermandad del Rocío de Montoro, que este año acompaña por primera vez a la hermandad de Córdoba, que llegó hasta la Catedral pasando antes por la céntrica plaza de las Tendillas, San Nicolás, San Felipe (donde una intensa petalada acarició la carreta del Simpecado), la Trinidad, Doctor Fleming hasta llegar a la Judería, cuyas estrechas y sombrías calles sirvieron de alivio a los romeros ante el sofocante calor que acompañó a la hermandad durante toda la tarde.

El Simpecado llegaba a la Catedral, donde fue recibido por el presidente del Cabildo catedralicio, Manuel Pérez Moya. A los sones de la flauta y tamboril, el Simpecado fue llevado hasta el altar mayor de la Catedral. Allí, Pérez Moya invitó a los romeros «a no apartarse de la Virgen» y a vivir estos días «con intensa devoción a la Virgen María, a Nuestra Señora del Rocío». Tras las palabras del presidente del Cabildo, volvió a surgir la Salve a la Virgen del Rocío, entonada entre una gran solemnidad por los cientos de fieles que llenaban la Catedral.

Tras el paso por el primer templo de la diócesis, la comitiva se dirigió por la Puerta de Santa Catalina buscando el Campo de la Verdad, donde esperaba la caravana rociera, formada por 14 carriolas y más de 200 romeros que este año acompañarán al Simpecado de Córdoba hasta la aldea almonteña.