«No es que se les autorice a pasar por las ciudades, es que tienen el derecho porque están hechas justamente sobre las cañadas reales», recuerda José Esquinas, que ha trabajado 30 años en la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y ayer participó junto a su hija en la segunda etapa de la trasterminancia (una trashumancia más corta) que la Ganadería de Las Albaidas ha realizado desde la sierra de Córdoba hacia fincas del entorno del Guadajoz.

Un año más, la tradición milenaria se repitió con el paso de 2.000 ovejas por la ciudad para pasar los meses de verano en un entorno en el que podrán alimentarse de los restos de las cosechas de trigo, garbanzo o girasol y también podrán acceder al agua por la proximidad al río. Esquinas explica que «esto forma parte de lo que ha sido la cultura de los pueblos no solo de España, sino del mundo», haciendo hincapié en que «las cañadas reales son los lugares que durante milenios han recorrido los pastores con sus ovejas» y puntualizando que en todo el país «hay 130.000 kilómetros» y son «leyes inderogables». En cuanto a los beneficios de la trashumancia, apunta algunos como la distribución de las semillas que se pegan a la lana de las ovejas, por lo que «las llevan durante muchísimos kilómetros y eso va permitiendo que esas plantas se vayan adaptando a las condiciones locales de los sitios que visitan». En su opinión, mantener las cañadas reales permite que estas actúen como cortafuegos y el traslado del ganado facilita «aprovechar al máximo los recursos naturales de las distintas zonas».

José Esquinas sostiene que «en una época como la que estamos de cambios climáticos, este tipo de cosas se hacen más necesarias que nunca» y a esto añade que «cada vez más, estamos yendo hacia la necesidad de volver a sistemas agrícolas y ganaderos integrados, en los que no se trata de elegir entre agricultura y ganadería, sino que sea, a la vez, ambas cosas con el fin también de que lo que llamamos residuos, como son las cacas de las ovejas, pasen a ser recursos puesto que son abono para las plantas».

La segunda jornada de viaje de los pastores contó ayer con algo de lluvia al comienzo de la mañana. Entre el grupo de personas que participaba en ella se encontró el presidente de la Fundación Savia, Francisco Casero, que destaca que «la trasterminancia es el sistema de gestión más perfecto, porque es el uso de dos territorios sin un abuso de sus recursos». En referencia a los ganaderos, Casero comenta que «hay demasiada burocracia y hay demasiados problemas, y lo que se está poniendo de manifiesto en los incendios es que el ganado es fundamental para el aprovechamiento de los pastos».

Felipe Molina padre y Felipe Molina hijo son los propietarios de Las Albaidas. Este último subraya que «son muy pocas» las ganaderías que continúan haciendo la trashumancia en Córdoba y a nivel nacional tampoco hay demasiadas, «porque es un trabajo muy duro». A su juicio, «nuestro único problema es que el cordero no se consume bastante, los precios no compensan el trabajo». Sobre el destino de este producto detalla que con la celebración del Ramadán «compran muchísimo cordero de toda España». Asimismo, precisa que esta carne cordobesa se consume en las grandes capitales de España, en Madrid o Barcelona, «que son las que más consumen», y «lo demás puede salir por Líbano y, desde ahí, a los países de Oriente Medio».