El AVE Madrid-Barcelona de la época romana pasaba por el Alto Guadiato. Era la vía entre Corduba y Emérita Augusta, las capitales más relevantes de la Hispania junto con Tarragona. En concreto, varios tramos de esta vía estratégica, la única por aquel entonces que permitía comunicar dos capitales provinciales hispanas y conectar el Valle de Guadalquivir con el del Guadiana, acaban de ser hallados por un grupo de investigación de la Universidad de Córdoba. La sequía actual está favoreciendo la recuperación del patrimonio romano del Alto Guadiato, puesto que la falta de precipitaciones está dejando a los investigadores profundizar y poder prolongar en tiempo los trabajos en dicho espacio, especialmente en los pantanos del Alto Guadiato, Puente Nuevo y Sierra Boyera.

La relevancia de esta vía, una de las calzadas más amplias de toda la Hispania romana, reside en que por ella se organizaba el comercio de todo el mineral que Roma extraía de la comarca de Los Pedroches y el Alto Guadiato en la época romana. En concreto, por ella circulaba el cobre cordobés de Cerro Muriano y el Alto Guadiato -famoso en la Roma del siglo I d.C.-, la plata y el plomo de las minas de Los Pedroches o el preciado mercurio y minio de Almadén. Se trata de la vía que permitió, como dicen los textos clásicos, que la tierra de Córdoba «nunca dejase de ser de oro» y la que ayudaría a explicar el destacado desarrollo urbano de Mellaria, por donde discurría en dirección Lusitania.

Todas esas mercancías se reorganizaban en Córdoba, desde donde se embarcaban con destino a Roma, aprovechando la navegabilidad del río Baetis. De este modo, Córdoba actuaba de verdadero centro intermodal de comunicaciones. Según apunta el director del proyecto de investigación Alto Guadiato Arqueológico-Ager Mellariensis de la UCO, Antonio Monterroso Checa, «la capital de la Bética nunca hubiera sido tan rica sin esta vía de comunicación, verdadero cauce de riqueza y administración de la mayoría de su territorio, la Sierra, que estuvo articulado así por uno de los viarios económicos más importantes de toda la Hispania Romana y, sin duda, el primero de toda la Bética».

Monterroso explica que de esta vía romana solo se conocían varios tramos muy bien conservados, entre Cerro Muriano y Córdoba. Según detalla, fue el profesor de la UCO Enrique Melchor quien había detectado otros sectores más en La Granjuela, El Vacar o Espiel. Sin embargo, no se conocían los tramos, kilométricos y perfectamente conservados, que ha dejado a la luz el embalse de Puente Nuevo, en el término de Espiel, o algunas readaptaciones de la vía en épocas posteriores en el de Sierra Boyera.

Los tramos montañosos en el descenso de Cerro Muriano a Córdoba, o los de la zona del Castillo de El Vacar, tienen 4 metros de ancho máximo. Sin embargo, los nuevos tramos documentados en Puente Nuevo llegan a tener hasta doce metros de ancho, ocho metros para la superficie de tránsito y dos más a cada lado para los bordillos y cunetas. La composición del firme se realiza mediante un elevado terraplén terrizo sostenido por muros laterales teniendo un firme de grava como superficie final de rodadura, lo que permite a la vía seguir un recorrido rectilíneo aislándola de arroyos e impidiendo su encharcamiento.

El director de este proyecto concluye que «si Córdoba tuvo los monumentos que tuvo fue porque por esta infraestructura le llegaba más riqueza que a ninguna otra ciudad de la Andalucía romana».