Nunca nadie lo tomó al asalto, ni árabe ni cristiano, ni reyes ni vasallos, hasta que la «mano de la Reina», Jamie Lannister, acompañado de un traidor, hizo historia y tomó por asalto (ficticio) los muros del Castillo de Almodóvar, localización estrella del capítulo de ayer de la serie Juego de Tronos.

Mucho se había especulado sobre en qué iban a convertir los creadores de Juego de Tronos el Castillo de Almodóvar, y ayer por fin se acabaron las especulaciones. Quienes pensaron que iba a ser la Roca Casterly -hogar de los poderosos Lannister- se dieron con un canto -de espada- en los dientes. El Castillo de Almodóvar, convenientemente retocado digitalmente, fue finalmente Altojardín, hogar de la dinastía Tyrell, que en la serie, sin querer desvelar mucho más, no tienen precisamente simpatía hacia el linaje de los Lannister, que «siempre paga sus deudas» y que ayer hicieron historia en la localidad cordobesa, aunque fuera desde la ficción.

«El Castillo de Almodóvar nunca fue asaltado, nunca fue conquistado, salvo ahora en la serie», bromea la subdirectora de la fortaleza, María Teresa Moreno, mientras mira el horizonte desde un balcón donde se rodó una escena determinante.

Moreno reconoce que ella y su equipo estaban deseando verlo en pantalla, con la duda de si finalmente se iba a apreciar que era el Castillo de Almodóvar. «Al final, el resultado ha sido bastante bueno», apostilla la subdirectora, que se confiesa fan de la serie y que también tenía dudas sobre qué emplazamiento iba a ser finalmente en la ficción esta fortaleza, levantada en torno al año 740.

Lo cierto es que el Castillo de Almodóvar, ubicado en una colina de unos 250 metros sobre el río Guadalquivir, es único en su especie, sobre todo a nivel de conservación, y también por historia, dada su importancia capital en la defensa de Córdoba en la época del Emirato o cuando pasó a ser propiedad de Fernando III El Santo o el lugar de residencia de Pedro I, el Cruel. Épocas en las que, sin duda, se lanzaron ataques contra sus muros, pero que siempre encontraron la misma respuesta: el fracaso de quien lo intentaba, hasta que ayer abrió brecha el apuesto actor Nikolaj Coster Waldau, que interpreta a Sir Jamie Lannister, el matarreyes, probablemente uno de los personajes más complejos de la ficción ideada por el escritor George R.R. Martin para su saga Canción de hielo y fuego.

Su presencia en Almodóvar durante el rodaje fue la más llamativa, al igual que la bandera de su casa que fue convenientemente colocada en el castillo, junto con la de la casa Tyrell, enemigos en una ficción televisiva que lleva los rodajes con total secretismo, como rememora Moreno.

En este sentido, la subdirectora del Castillo de Almodóvar cuenta que la producción visitó el fortín antes del verano pasado, en busca de una localización que reuniera castillo y agua, por lo que el emplazamiento de esta fortaleza medieval la hacía óptima. Tras el papeleo previo, ya el verano pasado estuvieron en la fortaleza los guionistas y creativos de la serie, que «vieron que les encajaba perfectamente en lo que ellos necesitaban para la séptima temporada».

Según detalla Moreno, quien después estuvo en el rodaje junto a las más de 300 personas que trabajaron en el castillo, «una experiencia increíble, a la que se sumaron algunos de los protagonistas de la serie». «Jamie Lannister era uno más. Se ve por lo que hacían y decían que quedó asombrado del castillo y del buen estado del mismo», recuerda Moreno, que espera que la serie vuelva al castillo para la octava temporada. Mientras tanto, ya se empiezan a notar los beneficios del rodaje, ya que en estos meses han empezado a visitarlo muchos seguidores de la serie.