Corría el año 1979. Se habían celebrado las primeras elecciones municipales democráticas y nuestro país encaraba el futuro lleno de optimismo. Se iniciaba el cambio. Los estereotipos de antaño comenzaban a caer. La mujer encaraba su avance imparable. Y en nuestra ciudad, una chica de 18 años, Pepi del Moral Jurado, del barrio del Campo de la Verdad, se convierte en la primera mujer cartera de España. Diario CÓRDOBA, hace ahora cuarenta años, da la primicia informativa y esta trabajadora cordobesa pasa a ser noticia de ámbito nacional.

-¿Cómo una mujer cartera en una profesión que siempre fue de hombres?

-Mis hermanos los eran y un día dijeron en casa que les había comunicado el jefe que en las próximas oposiciones se podían presentar mujeres. Me agradó la idea y me presenté compitiendo con gran número de aspirantes.

-Usted fue la pionera, la que marcó el camino...

-Efectivamente. La gente se sorprendía al ver a una mujer repartiendo correspondencia. Antes los carteros íbamos uniformados, con gorra y una cartera enorme de cuero que pesaba unos quince kilos.

-Y andando.

-Excepto los motoristas que cubrían el extrarradio, los demás hacíamos la ruta andando. Solamente cuando un motorista causaba baja, íbamos en autobús a hacer su ronda. Yo entré aquí en San Pablo, donde estaban ubicados los 14 distritos de la ciudad. Éramos 30 compañeros. Y hacíamos una media de seis kilómetros diarios. Hoy hay varios distritos por diferentes barrios.

-¿Sus compañeros la aceptaron bien?

-Divinamente, me ayudaron en todo, me sentí muy amparada y nunca discriminada. Ni en el sueldo. Todos cobramos igual. Al principio, hasta que fui conociendo bien la ruta y cogiendo confianza, me acompañaba un veterano. Hacíamos andando unos seis kilómetros de media diarios.

-¿Ha cambiado la figura del cartero?

-Muchísimo. Fíjese, antes, como no había buzones en las casas, voceábamos desde la calle y teníamos que subir a los pisos. Muchas veces preguntaban «¿quién es?», yo les decía, «soy la cartera», y me contestaban: «Déjese de bromas, aquí hay cartero». No era habitual ver a una mujer repartiendo correspondencia. Luego, con el paso del tiempo, los conocías a todos porque entablabas una estrecha relación, cogías confianza y te consideraban como de la familia. Tenga en cuenta que veía crecer a los chavales del barrio. A mí hasta me invitaban a bautizos, bodas y también, como es natural a funerales...

-¿Tuvo algún problema alguna vez en la calle?

-Nunca, y eso que aparte de las cartas también llevábamos dinero de giros.

-Antes eran cartas, pero hoy qué predomina en los envíos?

-Antes la gente se comunicaba por carta. Había pocos paquetes. Sin embargo hoy lo que predomina son paquetes de compra on line. Estas pasadas navidades ha sido tremendo el reparto de estos envíos.

-Entonces, ¿se ha perdido la comunicación por carta?

-Prácticamente sí. Internet y wassap han sustituido la escritura manual. Las cartas de amor románticas, como antes, casi han desaparecido.

-¿Ha sido una cartera feliz?

-Totalmente. Me gusta este trabajo y además me ha permitido disfrutar con el trato de la gente y he descubierto muy buenas personas. Le cuento una anécdota: empecé a trabajar en Correos soltera, y al poco tiempo conocí al que resultó ser mi suegro. Me decía que yo sería la novia de su hijo. Cuando volvió de la mili, le tuve que dar la razón porque fue un flechazo.