Rafael González Chiquilín ha celebrado, con motivo del 25º aniversario de su alternativa, una fiesta taurina en la finca Hacienda El Cordobés, en beneficio de Cáritas Parroquial (iglesia de la Sagrada Familia) y de la Obra Social de la Hermandad del Caído. En un día radiante, que invitaba a disfrutar del campo, desde primeras horas fueron acudiendo los cordobeses que colaboraron con esta generosa causa. Antes del comienzo, en el centro del ruedo, Chiquilín se dirigió a los presentes para agradecerles la colaboración y la solidaridad en esta causa, que servirá para ayudar a muchas familias marcadas por la adversidad. Le sucedieron en el turno de palabra Juan José Primo Jurado, subdelegado de Gobierno; Rafael de María, párroco de la Sagrada Familia, y Rafael Madueño, hermano mayor del Caído. Todos destacaron la ejemplarizante idea de Chiquilín de celebrar con amigos y admiradores la conmemoración del aniversario de su alternativa. Poco después tuvo lugar el toreo de dos novillos, cedidos por la ganadería de Los Recitales, que dieron un juego extraordinario, y ante los que se lució Chiquilín como en sus mejores tiempos. Naturales de ensueño rematados con sus característicos y únicos pases de pecho levantaron grandes ovaciones entre el público, que recibió el brindis del elegante espada. Redondos interminables con un juego de cintura y muñeca impecables. El novillo era incansable y el torero igual, creándose entre los dos una sinfonía artística de alto voltaje. El segundo animal, que el torero brindó al veterano diestro Jaime Ostos, fue otro manantial de bravura ante el que se volvió a lucir Chiquilín. Tan bueno y noble era el animal que animó a muchos presentes, incluidos los matadores de toros Pepín Liria y Sergio Sanz a tomar la muleta y torear a gusto. También lo hicieron algunos aficionados como José María Portillo, presidente del Castoreño, que lo hizo muy bien. Del mismo modo, algunas señoras se envalantonaron y bajaron a la arena para torear al alimón, auxiliadas por Chiquilín y Paco Gómez, que bregó toda la tarde con dos novilletes. Terminada la capea se procedió a la fiesta flamenca, animada con la intervención del elenco de artistas invitados, Francisco Prieto Currito, premio Nacional de Guitarra; Tomate y Merengue Córdoba, con el cante de Mariano, el baile de Concha Calero, y su hija Desiré, y cuantos quisieron salir a la pista a demostrar su arte, como hizo el veterano diestro Jaime Ostos, que bailó rumbas y sevillanas. Se procedió a rifar los más de 70 regalos, entre los que había un vestido flamenco de la diseñadora Juana Martín; capotes de brega donados por los matadores de toros José María Manzanares, Andrés Roca Rey y José Luis Moreno, además de muletas para torear de Julio Benítez, David Mora, incluso la que el propio anfitrión utilizó esa tarde.