La iglesia de San Pablo volvió ayer al barroco de manos de la hermandad de la Expiración y una orquesta y dos sopranos bajo la dirección de Clemente Mata.

Con una magnífica puesta en escena dio comienzo el concierto ante la mirada expectante de cientos de personas que llenaban el céntrico templo. En el crucero se encontraba dispuesto, a modo de calvario, el Cristo de la Expiración, más elevado de lo normal, algo que le confirió elegancia y dramatismo; a sus pies, María Santísima del Silencio. La penumbra de la iglesia hizo crear el mejor ambiente para el acto.

Con esta puesta en escena, subían los primeros acordes de la barroca pieza de Pergolesi a las bóvedas de San Pablo. Comenzaban así unos minutos de contemplación con la música como protagonista absoluta.

La música solo cesó para escuchar las palabras del hermano de la hermandad de la Expiración Antonio Capdevila, quien fue intercalando unos versos dedicados a la Virgen del Silencio a modo de meditación.

El Stabat Mater, interpretado con absoluta maestría anoche en San Pablo, es una pieza musical compuesta por el compositor italiano Giovanni Battista Pergolesi en 1736. La obra fue creada para una confraternidad napolitana, la Confraternità dei Cavalieri di San Luigi di Palazzo. Pergolesi la compuso durante la fase final de su vida en un monasterio franciscano de Pozzuoli.