Como colofón a los intensos días de la novena, la Virgen del Carmen celebró ayer su festividad, una fiesta sin medida para los miles de devotos de esta bendita y popular advocación mariana. Ayer fue un día raro, el coronavirus impidió que como cada año en medio del calor propio del mes de julio la Virgen del Carmen se alzase como un oasis de frescura y belleza recorriendo las calles en su paso procesional. Un virus que se ha empeñado en dejar a las calles huérfanas de procesiones, pero lo que no ha podido es con la devoción a la Virgen del Carmen, que pese a la adversidad ha permanecido intacta.

Algo que se pudo comprobar durante toda la jornada alrededor de las imágenes que en Córdoba representan la vigencia de esta devoción. Así, en Puerta Nueva los fieles honraron a la Virgen desde muy temprano, una imagen que se encontraba en el presbiterio del templo a la veneración de los fieles. Una estampa distinta puesto que cada 16 de julio la Virgen preside su paso para recorrer las calles de la Magdalena. Ayer no pudo ser y fueron los fieles los que llegaron hasta las plantas de la Virgen. Ya por la tarde, con todas las medidas de seguridad, la hermandad celebró la función en su honor.

Una devoción que como cada año se desborda en la Cuesta de San Cayetano alrededor de la Virgen del Carmen coronada. Una imagen que este año dejó su blanco paso de palio para recibir a sus miles de devotos en un elaborado altar en el crucero de la iglesia conventual.

La Virgen, como cada año, lució impecable y entre sus espectaculares joyas sobresalía una muy señalada e importante para los hermanos de la archicofradía del Carmen, se trata de una cruz pectoral que le ha regalado el obispo de la diócesis, Demetrio Fernández. Es de sobra conocida la devoción del prelado a la «Emperatriz cordobesa», como la llaman sus devotos, no en vano fue el propio Demetrio Fernández quien en 2012 la coronó canónicamente en la Catedral y desde entonces no ha faltado un año a la novena de la Virgen.

La cruz es una auténtica obra de arte realizada por El Oribe de Jerez. En la misma, además de la combinación de piedra y perlas, figura el escudo del obispo como recuerdo de haber sido él quien coronase a la Virgen del Carmen. Una pieza cargada de significado que ya forma parte el rico ajuar de la Virgen del Carmen de San Cayetano.

La Virgen estuvo durante la jornada expuesta a la devoción de los fieles en San Cayetano, donde por la mañana se celebraron diversas misas. Ya por la tarde tuvo lugar la función en honor de la Madre carmelita, en esta ocasión predicada por el padre Francisco Javier Jaén, quien se deshizo en elogios a la Virgen Niña de San Cayetano.

Así se volvió a vivir este día que marca el fin del curso cofrade, si bien este año con el sabor agridulce de no poder contemplar la hermosura de la Virgen en su advocación del Carmen paseando por las calles de la ciudad.