En la decisión, complicadísima, de salir en una tarde tan inestable como la del Viernes Santo quizá pesaran razones puramente técnicas, como la cercanía de templos para encontrar refugios en caso de un imprevisto chubasco, o el relativamente corto itinerario. O quizá fue también que este año hay mucho que celebrar y mucho por lo que compartir esa alegría dentro y fuera de San Pablo. De hecho, es año jubilar con motivo del centenario de la refundación de la hermandad y el 25 aniversario de la coronación canónica de Nuestra Señora del Rosario, todo ello con un amplio programa paralelo de actos de culto y socio-culturales.

Así, La Expiración marchó hacia la carrera oficial con el Cristo de la Expiración exornado con iris morado y luciendo en el palio de la Virgen del Rosario clavel blanco. Todo ello sufriendo un aire impertinente y unas nubes que sobre las 11 de la noche cumplieron sus más negras amenazas. Afortunadamente, el cortejo había adelantado mucho su marcha ante los avisos del empeoramiento del tiempo, y el palio entró cuando arreciaba un significativo chaparrón. En todo caso, la hermandad de La Expiración logró compartir con el pueblo de Córdoba lo mucho que hay que celebrar de su historia y legado este año.