Como aquel 20 de octubre de 1929 que recogen las añejas crónicas periodísticas, Córdoba vivió ayer una histórica procesión que dejó tras de sí momentos para la historia de la religiosidad popular de la ciudad.

El motivo, la celebración del 90 aniversario de la consagración de la diócesis de Córdoba al Sagrado Corazón de Jesús; la finalidad, unir a todas las cofradías de la ciudad en una magna procesión con tres pasos para rendir homenaje a dicha advocación.

Como estaba previsto los pasos salieron de sus respectivos templos para dirigirse a la calle Capitulares, en donde se uniría el cortejo. Poco público a primera hora de la tarde, cuando el termómetro pasaba los 35 grados de temperatura, si bien conforme fue avanzando la noche se pudo ver algo más de público, aunque tampoco el que se esperaba.

San Rafael retrasó su salida más de veinte minutos sobre el horario previsto, pero valió la pena esperar para poder ver al Custodio de la ciudad en todo su esplendor. El bendito Arcángel se elevaba poco a poco sobre el paso de María Auxiliadora, mientras la banda de la Esperanza interpretaba La Esperanza de María. San Rafael caminaba solemne, con elegancia, camino de San Pablo. La primera levantá fue en recuerdo de fray Ricardo de Córdoba justo en la puerta de San Andrés.

Imagen del Sagrado Corazón en la calle Claudio Marcelo. CHENCHO MARTÍNEZ

El Custodio avanzaba por la calle San Pablo arriba, mientras el Sagrado Corazón de Jesús había abandonado ya San Hipólito. Las cofradías sacramentales de la ciudad iban abriendo el camino al dorado paso que llevaba la portentosa imagen del Sagrado Corazón de Jesús, que se venera en San Hipólito.

Distintas flores en color blanco adornaban el paso que a los sones de la banda de música de la Estrella se dirigía hacia Capitulares acompañado de un nutrido número de fieles.

La cruz de guía que llegaba de San Hipólito paró en la intercesión de Claudio Marcelo con Capitulares para dejar pasar el cortejo que traía a San Rafael. Un paso que momentos antes se había parado en las puertas del Ayuntamiento, donde fue recibido por parte de la corporación municipal, con el alcalde José María Bellido a la cabeza.

San Rafael ya se adentraba en la calle San Fernando a los sones de la marcha Mercedaria interpretada por la banda de la Esperanza. Poco después el cortejo del Sagrado Corazón invadía ya la misma vía. Solo quedaba la Virgen de los Dolores, que aún caminaba por la calle Carbonell y Morand a los sones de la sevillana banda del maestro Tejera rodeada de una gran muchedumbre que no la dejó sola en todo el recorrido. Rosas blancas fueron las elegidas para exornar el paso. En cuanto a la Virgen, como estaba previsto, lució la saya roja y el manto de las palomas, una prenda que la Virgen de los Dolores suele llevar en procesiones de gloria como la de ayer.

La imagen de San Rafael, seguida de la del Sagrado Corazón, en la calle San Fernando. CHENCHO MARTÍNEZ

Podríamos decir que el caminar de la procesión única fue muy lento, en ocasiones con parones innecesarios, algo que propició que la cruz de guía llegara más tarde de lo previsto a la Catedral.

El Patio de los Naranjos estaba repleto de personas para ver discurrir el cortejo que poco a poco fue entrando en el primer templo de la diócesis, donde se vivió un sencillo acto en torno a las imágenes. Tras este, el cortejo comenzó a salir por la Puerta de las Palmas para comenzar la procesión de regreso hasta sus distintos templos de origen.

De nuevo el arcángel San Rafael abrió la comitiva a la que le siguió el dorado paso del Sagrado Corazón de Jesús y, finalmente, la nacarada belleza de la Virgen de Dolores que cerraba esta magna procesión que forma ya parte de la historia de las cofradías cordobesas.