Ya está aquí dispuesta a preparar el mejor camino para la llegada de la Semana Santa. Las calles empiezan a dar ese olor cálido que solo la primavera es capaz de ofrecer y que sin duda en unas semanas será el mejor aroma para contemplar el paso de nuestras cofradías.

Ayer fue un día de recogimiento, de mirar al interior, de buscar a Cristo en los altares de cultos de las cofradías, en algún vía crucis o en la Catedral, donde el obispo, Demetrio Fernández, nos volvió a recordar con la imposición de la ceniza que «la Iglesia nos convoca a la conversión, a prepararnos a la fiesta de la Pascua y a considerar en primera persona la misericordia de Dios».

El obispo instó a los fieles a entrar en el tiempo de Cuaresma con el gesto de recibir la ceniza, «un gesto de humildad auténtica y verdadera, que nos recuerda que no somos nada, es Dios el que se ha encaprichado con cada uno de nosotros, dejémosle que nos quiera y nos transforme».

El obispo, este miércoles en la Catedral, durante la imposición de la ceniza. Foto: SÁNCHEZ MORENO

La eucaristía en la Catedral fue la antesala para lo que se vivió por la tarde en los templos. Así, numerosas cofradías continuaron con sus quinarios, mientras que otras ejercieron el piadoso rezo del vía crucis acompañando a su imagen titular. Así lo hizo la hermandad de la Esperanza junto a Jesús de las Penas. El titular de la cofradía cruzó las calles del castizo barrio de San Andrés portado en una parihuela exornada con un sencillo calvario salpicado de calas, iris y alguna que otra flor más en tonalidades moradas, e iluminado con cuatro guardabrisa. Así comenzó su caminar entre el rezo, el silencio y el quinteto de música de capilla de la banda de la Esperanza, que ayudó a crear el ambiente idóneo para este tipo de actos.

La música también llegó a la parroquia de San Antonio de Padua, donde las saetillas subieron al aire para ayudar en el rezo a los hermanos de la Merced, que rezaron el vía crucis junto a la imagen de Nuestro Padre Jesús Humilde en la coronación de Espinas.